Según estadísticas del Consejo Laboral para el Avance Latinoamericano (LCLAA), la mayoría de los hispanos del país trabajan en la construcción, el turismo y la agricultura, actividades que además emplean a miles de inmigrantes indocumentados, que no tienen acceso a beneficios públicos por su estatus migratorio. EFE/Felipe Chacón/Archivo

Los Ángeles – La tradicionalmente baja media salarial, la falta de días por enfermedad y la escasez de flexibilidad laboral son circunstancias que han provocado que la fuerza trabajadora latina haya sido uno de los primeros sectores de la población en sentir el impacto económico del coronavirus.

Según estadísticas del Consejo Laboral para el Avance Latinoamericano (LCLAA), la mayoría de los hispanos del país trabajan en la construcción, el turismo y la agricultura, actividades que además emplean a miles de inmigrantes indocumentados, que no tienen acceso a beneficios públicos por su estatus migratorio.

De esta manera ha afectado el coronavirus en términos económicos:

«NÚMEROS ALARMANTES»

«Hoy por hoy estamos viendo que los números de personas que están perdiendo su trabajo son alarmantes. No tenemos cifras en concreto aún, pero sí vemos que la situación es muy preocupante», observó en declaraciones a Efe la presidenta del LCLAA, Yanira Merino.

Eso se debe principalmente a que la fuerza laboral hispana «trabaja en sectores donde los sueldos son los más bajos», por lo que el impacto es mayor que en empleos con mayor protección y remuneración.

No obstante, una importante porción de esta fuerza laboral hispana, los campesinos, «deben continuar» asistiendo a sus trabajos por ser considerados «esenciales» por el Gobierno federal, una categoría que no está acorde con sus condiciones laborales.

«Los campesinos tienen que continuar presentándose al trabajo para cosechar los alimentos por que, bajo la definición del Gobierno federal, ellos son esenciales, sin embargo, no son tratados como lo esenciales que son», criticó Armando Elenes, secretario-tesorero de la Unión de Campesinos (UFW, en su sigla en inglés).

ESCASA OPCIÓN PARA EL TELETRABAJO

La pandemia del coronavirus ha obligado a muchas empresas a enviar a su personal a trabajar desde casa, pero esta no es una solución para todos los segmentos de la fuerza laboral y los hispanos son el grupo que menos puede realizar teletrabajo, con apenas el 16,2 %, señaló a Efe la economista Elise Gould, del Economic Policy Institute.

De hecho, solamente uno de cada seis hispanos está capacitado, dispuesto o desempeña una actividad que puede ser transferida al teletrabajo, una opción que se impone en momentos en que se restringe cada vez más el movimiento de las personas para tratar de frenar el contagio del COVID-19.

En materia salarial, quienes ganan menos son los que tienen menor flexibilidad para el teletrabajo, ya que solo el 9,2 % de los trabajadores en el grupo de quienes tienen los salarios más bajos pueden trabajar a distancia, comparado con el 61,5 % de los que cobran más.

«Empresas en todo Estados Unidos han estado instando a los empleados a trabajar desde casa, pero para los trabajadores agrícolas que cosechan nuestros alimentos, esa no es una opción. Los campesinos tienen que continuar presentándose al trabajo para cosechar», apuntó al respecto Elenes, de la UFW.

INDOCUMENTADOS, SIN BENEFICIOS

La Encuesta Nacional de Trabajadores Agrícolas (NAWS, en inglés) estima que de los 2,4 millones de trabajadores agrícolas en el país, aproximadamente la mitad son indocumentados. En la construcción, uno de cada cinco empleados no tienen su documentación en regla.

«Hay una parte de la población latina trabajadora que no tiene su situación migratoria regulada y obviamente es uno de los sectores de la población más vulnerables», dijo Merino.

Esto provoca, según Merino, que este tipo de inmigrantes «no puedan apelar al desempleo, tengan mayor dificultad para recuperar su trabajo, no tengan la opción de tomar días por enfermedad y sean los últimos en concurrir a exámenes sanitarios por temor a qué van a hacer con su información».

POCO ACCESO A INFORMACIÓN EN ESPAÑOL

Para suavizar el impacto, tanto económico como a nivel de salud, Merino y Elenes consideran «esencial» una mayor divulgación de información de asistencia en español.

Una encuesta realizada recientemente por la UFW mostró que más del 90 % de sus trabajadores que hablan español no había sido aconsejado por sus empleadores sobre las mejores prácticas para resistir el virus o que no se les había proporcionado ninguna información.

«Los empleadores agrícolas tienen el deber de ayudar a todos los trabajadores campesinos a sentirse seguros con sus propias necesidades de salud, así como las de los miembros de la familia inmediata», reclamó Elenes.