El escultor mexicano Javier Marín presentó hoy en la plaza del Louvre de París su nuevo juego escultórico, un monumental caballero rojo de más de siete metros de altura, erigido justo encima de otra estatua idéntica que a primera vista parece su reflejo. EFE/Archivo

París – El escultor mexicano Javier Marín presentó hoy en la plaza del Louvre de París su nuevo juego escultórico, un monumental caballero rojo de más de siete metros de altura, erigido justo encima de otra estatua idéntica que a primera vista parece su reflejo.

Un guiño a la atención del espectador que empieza por el mismo título de la obra, «Reflejo VII», la primera que expone el artista en París.

«Las dos piezas montadas la una sobre la otra hacen alusión a la idea de que no deberíamos buscar nuestro reflejo en un espejo, si no en el otro, en aquel que es igual a nosotros», explicó a Efe Marín.

El mexicano invitó con este solemne caballero «a trascender las apariencias» para intentar dar respuesta a las preguntas que subyacen en todo su trabajo: quiénes somos, de qué estamos hechos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Un esmalte rojo intenso cubre la escultura de dos toneladas de peso, pero con el paso de los días y las inclemencias del tiempo, la pintura dejará a la vista el bronce original. «Me gusta el efecto de lo accidental en mis obras», expresó Marín.

Aunque inicialmente solo estaba prevista la exposición de «Reflejo VII», el artista la confrontó finalmente con otra obra suya, «Estandarte», hecha con tela de lino y que se expone justo enfrente.

«Ambas establecen un diálogo interesante, puesto que en ‘Reflejo VII’ vemos un caballero que regresa o que va a una batalla y el estandarte servía para identificar las cuadrillas a las que pertenecían los combatientes en la batalla», señaló Marín.

Las 60 siluetas negras compuestas de manera individual y redefinidas de manera colectiva que forman el estandarte aluden a otra metáfora recurrente en el mexicano: la vida como una batalla o un juego en la que cada uno debe diseñar su propia estrategia.

Cuando se mira en el espejo, Marín confiesa sentirse doblemente halagado por exponer en pleno corazón de París y por ver cómo la gente se para ante sus obras para contemplarlas o inmortalizarlas con una fotografía.

«Creo mucho en la escultura pública porque permite crear momentos de reflexión y diálogo», destacó el escultor, cuyas obras se han exhibido en 90 exposiciones individuales y en más de 200 junto a otros artistas.

Marín insistió en que no le gusta hablar acerca de la interpretación de su trabajo: «El artista sugiere el significado de la obra en un 50 % y es el espectador quien tiene que completar el resto y enriquecerla».

«Estandarte» se expondrá hasta el 30 de noviembre, mientras que el caballero de «Reflejo VII» alargará su estancia en la capital francesa hasta el 7 de enero de 2019.