Madrid – El español es cada vez más hablado en países como Estados Unidos y Guinea Ecuatorial, pero apenas van quedando hablantes en otros como Marruecos y Filipinas, pese al potencial que tiene como lengua internacional junto al inglés.

David Fernández se adentra en “Las afueras del español” (Editorial Peter Lang) en un viaje por este idioma más allá de la comunidad hispanohablante que lo comparte entre América Latina y España, desembarcando incluso en islas remotas como Guam o las Marianas.

“No somos conscientes del poder que tiene el español en el mundo”, asevera en una entrevista con EFE en Madrid.

“HISPANOUNIDENSES”

Empezando por Estados Unidos, al que algunas proyecciones auguran que en 2060, incluso antes, puede ser el país del mundo con más hablantes nativos de español, con unos 128 millones, y otras que apuntan que aunque la llegada de inmigrantes hispanos se cortara, este idioma sería capaz de mantenerse en el país.

La proyección del español en la primera potencia mundial es algo “importantísimo”, pues representa “una plataforma de lanzamiento” al resto del mundo, subraya Fernández, profesor titular en el departamento de Filología Moderna en la Universidad de Alcalá, en Madrid.

Frente al tópico de Estados Unidos como cementerio de idiomas, los “hispanounidenses” representan una comunidad con suficiente fuerza como para sobrevivir entre la lengua y culturas mayoritarias en inglés.

Hay “estados enteros, como Texas y Florida, en los que el español es algo habitual”, comenta este especialista en el valor estratégico del idioma.

Pero el futuro pende de esa “ley de hierro” por la que los nietos de emigrantes pierden el idioma de los abuelos, hasta el punto de que muchos no ven necesario hablar español para considerarse hispanos.

“Es ahí donde se la va a jugar el español”, advierte, si consigue que los nietos no lo pierdan y que no deje de ser necesario hablarlo para considerarse hispano.

Aquí entra en juego otro factor esencial: su enseñanza para captar nuevos hablantes. Con un potencial «brutal”, pues la mayoría de quienes estudian otra lengua en Estados Unidos, desde primaria a la universidad, optan por el español.

Algo que viene muy bien «sobre todo para su proyección”, recalca, al evidenciar que español más inglés “es la combinación lingüística que tiene un mayor poder de comunicación internacional”.

El espanglish, esa mezcla de español e inglés en Estados Unidos, antes era visto como peyorativo pero ahora se valora y en zonas de frontera con México “se habla más de mixtura e intercambio que de separación de lenguas”, añade.

LAS AFUERAS

Otro país con el español en auge es Guinea Ecuatorial, antigua colonia de España que es el único en África donde es oficial. Hasta el punto de que se impone sobre lenguas autóctonas y sobre otros idiomas oficiales como el francés y portugués, que «están a años luz del español».

“El valor estratégico” que representa este auge en Guinea Ecuatorial, agrega el autor, es que este país puede servir de “puerta de entrada” para el español en otros de África en los que se habla francés o inglés pero existe interés por aprenderlo.

Todo lo contrario que en otra parte del continente como Marruecos, donde el español “es el paradigma de una lengua que se está batiendo en retirada”, revela Fernández, porque apenas el 1 por ciento de la población lo domina aunque por interés para el turismo algunos lo chapurren.

“Hay una desvinculación tremenda”, prosigue, pues más allá del antiguo protectorado español en el norte del país en el resto es “prácticamente inexistente”.

Y más a “las afueras” del también conocido como castellano quedan islas como Guam y las Marianas en Asia, donde un día se habló pero luego ocupó su lugar el inglés.

Como también Filipinas, donde lo que queda de la herencia del español, que dejó de ser obligatorio en la enseñanza en 1987, lo tiene complicado ante el inglés, ahora lengua oficial junto al filipino.

“Se debate entre esa asfixia ante el inglés y el interés que despierta su aprendizaje básicamente por el comercio que puede establecer todo el sudeste asiático con Hispanoamérica. Pero no sé cuál es la fórmula para aprovecharlo”, admite.

“Cada vez está más lejos del filipino de a pie del sentimiento del español como algo propio que tuviera una utilidad su mantenimiento, eso se ha ido perdiendo”, señala, aunque quede el español criollo o chabacano en la zona de Zamboanga, con el que se puede entender un hispanohablante.

Según datos del Instituto Cervantes, con el que David Fernández trabaja para distintos informes, el español o castellano es oficial en cerca de una veintena de países de América Latina más España y Guinea Ecuatorial, y lo hablan, como lengua materna o aprendida, unos 591 millones de personas, el 7,5 por ciento de la población mundial.