Agentes de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos procesan a personas sospechosas de cruzar el río Río Grande para ingresar ilegalmente a los Estados Unidos. EFE/Archivo

Washington – Larry Hopkins, que lideraba un grupo de milicianos que se dedica a apresar a inmigrantes en la frontera con México y fue arrestado el pasado sábado, ha confesado a las autoridades que su organización entrenaba para asesinar al expresidente Barack Obama, informaron hoy medios locales.

Larry Mitchell Hopkins, de 69 años, aseguró a los agentes del FBI que llevan su caso que su grupo de vigilantes, conocido como «Los Patriotas Constitucionales de EE.UU.», había estado entrenado para matar a Obama, a la excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton y al multimillonario y filántropo George Soros.

Hopkins, que se dedicaba junto a su grupo a capturar inmigrantes indocumentados en la frontera sur del país, fue detenido el pasado sábado en Sunland Park (Nuevo México) «por ser un delincuente en posesión de un arma», indicó la oficina del fiscal general estatal.

Su detención se produjo después de que este grupo, que se define a sí mismo como de «autodefensa», publicara en los días previos vídeos en las redes sociales en los que se ve a varios de sus integrantes ordenando a familias migrantes, incluidos niños pequeños, que se sentaran en el suelo mientras llegaban agentes de la Patrulla Fronteriza.

El grupo estableció su campamento cerca de la valla fronteriza y Hopkins había indicado a medios locales esta semana que EE.UU. se ha construido sobre tres pilares: «Dios, armas y agallas».

Este lunes, Hopkins compareció ante el juez instructor de su causa y se declaró no culpable de los cargos a los que se enfrenta por portar armas, alegando que estaba ejerciendo sus «derechos como estadounidense» para ayudar al país.

La demanda que llevó a Hopkins, también conocido como Johny Horton Jr., ante los tribunales argumenta que durante una registro en su domicilio, en el año 2017, se descubrieron nueve armas de fuego cargadas.

En caso de ser hallado culpable, Hopkins, que es considerado el «comandante» de este grupo de milicianos, podría enfrentarse a diez años tras las rejas, más 3 años de libertad condicional y hasta 250.000 dólares en multas.