Pobladores de barrios de bajos recursos hacen fila para recibir alimentos. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Denver (CO) – Debido a la pandemia de covid-19 y a sus consecuencias económicas y sociales, el hambre ya afecta a más de la mitad de la población latina de Colorado, una situación sin precedentes en este estado y difícil de revertir en el futuro cercano, revela una encuesta difundida este martes por Hunger Free Colorado.

La encuesta, antes realizada anualmente y desde 2020 trimestralmente, encontró que 52 % de los latinos afirman que enfrenta hambre (carencia de comida en cantidad y calidad suficientes) o inseguridad alimentaria (incapacidad para determinar el momento, lugar, cantidad o calidad de la siguiente comida).

Eso significa que unos 630.000 hispanos de Colorado se ven en esa desagradable circunstancia. Como comparación, durante la recesión económica de 2008 a 2011, ese número fue el total de personas con hambre en Colorado en el peor momento de esa crisis.

A la vez, 51 % de los latinos indicaron haber experimentado una “dramática pérdida” de empleo o de ingresos durante 2020, agravando su situación financiera de tal manera que al hambre se suman problemas de alojamiento y de acceso a servicios médicos.

En cuanto a otros grupos, entre las personas blancas, 30 % enfrentan inseguridad alimentaria y 35 % perdieron ingresos.

“Las crecientes tasas de hambre son congruentes con el aumento del volumen de llamadas a nuestra línea directa de recursos alimentarios. Regularmente recibimos ahora unas 500 llamadas al día en busca de ayuda con comida”, dijo Marc Jacobson, director ejecutivo de Hunger Free Colorado (Colorado Sin Hambre), al presentar la encuesta.

Existe otro indicador. Un mensaje de Colorado Sin Hambre en su página en español en Facebook, detallando el día, hora y lugar de reparto de cajas de comida en Denver, fue visto unas 24.000 veces durante las primeras 48 horas de ser publicado, cuando antes de la pandemia mensajes similares raramente superaban los 100 visitantes.

“Los esfuerzos actuales para abordar el hambre y las dificultades económicas en Colorado y en todo el país no han sido suficientes para detener el dolor generalizado y las crecientes desigualdades raciales”, expresó Jacobson.

“Necesitamos una respuesta del Gobierno federal y estatal acorde con la escala de la crisis que enfrentamos, incluida una inversión en soluciones a largo plazo para fortalecer los programas de nutrición y otros apoyos económicos”, agregó.

Pero incluso con esa respuesta federal, Colorado “sentirá las secuelas” del hambre “durante muchos años”, sostuvo el dirigente, subrayando que, sin importar el grupo étnico, “una cuarta parte de los adultos de Colorado y uno de cada cinco niños no reciben una nutrición adecuada porque no hay suficiente dinero para comprar alimentos.”