Santiago de Chile – Las entradas ilegales de inmigrantes a Chile, en alza constante desde el 2015, alcanzaron una cifra récord en lo que va del 2019, con 4.225 casos en el primer semestre, según datos de organismos gubernamentales que recoge este jueves el diario El Mercurio.
La cifra equivale al 70 % del total de ingresos ilegales detectados el año pasado, que sumaron 6.130, precisa la información, obtenida por el periódico mediante la Ley de Transparencia.
Los venezolanos, con 1.536, encabezan las entradas ilegales a Chile en 2019, seguidos de cubanos (928), dominicanos (831), bolivianos (442), y colombianos (230), mientras los inmigrantes de otras nacionalidades sumaron 288 casos, de acuerdo con registros de la Jefatura Nacional de Migraciones y Policía Internacional.
Hasta este año, los venezolanos nunca habían figurado entre los primeros cinco lugares de ingresos ilegales a Chile, según los datos, que son anteriores al pasado 22 de junio, cuando entraron en vigor nuevos requisitos para la admisión de ciudadanos de ese país a Chile, como es el caso de la llamada visa consular.
Desde entonces, centenares de venezolanos fueron retenidos en las fronteras con Perú y Bolivia y trasladados a ciudades de esos países para que tramitaran el citado documento en los consulados chilenos.
Según dijeron a El Mercurio expertos y dirigentes sociales, las nuevas exigencias provocarán un aumento de la inmigración ilegal en los próximos meses.
«De la noche a la mañana implementaron una ley que dejó a la deriva a muchos que ya venían en camino», dijo Enrique Gómez, presidente de la Organización de Refugiados de Chile, que añadió que la entidad atiende semanalmente al menos cinco casos de extranjeros que entraron de forma clandestina al país.
En el Servicio Jesuita de Migrantes (SJM) coinciden en que el aumento de ilegales responde al aumento en el último tiempo de las restricciones migratorias para algunos migrantes, como es el caso de cubanos, dominicanos y haitianos, a los que ahora se suman los venezolanos.
«Considerando que los desplazamientos forzados son muy difíciles de detener, al hallar mayores restricciones, riesgos de minas antipersonales, abusos de narcotraficantes o de morir por las bajas temperaturas en ciertos pasos, las personas van buscando otras rutas», precisó Pablo Ramacciotti del SJM.
Según Alejandro Guillier, senador por la región de Antofagasta, la situación debiera enfrentarse en colaboración con los países de origen de los migrantes, pues ya en las fronteras operan mafias que cobran por introducir a personas que han sido rechazadas por las autoridades. «Son bandas que hay que desbaratar», subrayó.
Desde la semana pasada el Gobierno flexibilizó el ingreso de venezolanos, permitiendo la entrada de quienes tienen familiares directos en el país, lo que permitió hasta ahora de unas 140 personas.
Según datos oficiales, al pasado 31 de diciembre los inmigrantes sumaban en Chile 1.251.225 personas, de los que unos 288.000 son venezolanos, 223.923 peruanos, 179.338 son haitianos y 146.582 colombianos, como las comunidades más numerosas.