Madrid – Mientras España vive varios meses de informaciones continuas sobre presuntos negocios oscuros del rey emérito Juan Carlos I y algunos partidos de izquierda piden replantear el modelo monárquico, no hay encuestas solventes sobre la opinión de los españoles sobre la Jefatura del Estado.

Y es que, un año después de la abdicación de Juan Carlos en junio de 2014, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, un organismo oficial) dejó de preguntar en sus sondeos mensuales sobre la opinión de los ciudadanos acerca de la monarquía, una institución que se ha visto envuelta en diversos escándalos en la última década.

Por tanto, las encuestas de este órgano estatal no muestran cómo afectaron a la imagen de la corona asuntos como la condena y entrada en prisión por un caso de corrupción de Iñaki Urdangarín (yerno de Juan Carlos I y cuñado del rey Felipe VI), o los presuntos negocios ocultos del anterior monarca, de los que se informa con profusión desde hace cinco meses.

Algunos expertos achacan que no se pregunte sobre la monarquía aq que los españoles apenas la señalan a la monarquía, con niveles de preocupación muy bajos que no llegan ni al 1 por ciento.

Para otros, no solo es llamativo que el instituto público no consulte a la población sobre la Jefatura del Estado, sino también el momento elegido para retirar las preguntas, que coincidió con una batería de malos resultados en sucesivos barómetros.

El rey emérito, que en sus mejores años logró un 7,5 de popularidad, perdió un notable prestigio el último lustro que el CIS consultó sobre la Familia Real: entre 2010 y 2015, la monarquía obtuvo un 4,39 de media y llegó a alcanzar un 3,68 en su peor año.

Desde entonces, son pocas las empresas demoscópicas que han pedido a los españoles que valoren a la Corona, aunque los datos disponibles parecen indicar que sí hay un «deterioro creciente y acusado del apoyo a la monarquía en general y a la española, en particular», explica a EFE el sociólogo y politólogo Roberto Barbeito.

Unos sondeos que, según advierte, no tienen tanta calidad como los que realiza el CIS, cuyas encuestas son siempre mucho más amplias, por lo que es partidario de que este organismo estatal retome las preguntas sobre la institución monárquica.

CRECE LA OPCIÓN REPUBLICANA

Entre los datos disponibles más recientes, Electomanía señala que el 55,3 por ciento de los españoles apoyan un referéndum y, en tal caso, un 53 por ciento se decantaría por la opción republicana, mientras que un 45 por ciento optaría por la monárquica.

Su director, Miguel Díaz, destaca el cambio de posición de los votantes del partido liberal Ciudadanos, hasta ahora contrarios a preguntar sobre el modelo de Estado, aunque en el último panel una mayoría de su electorado se mostró a favor de que se plantee, «lo cual no implica que sean republicanos: simplemente quieren que se sondee», aclara.

Unas cifras similares maneja la empresa Sináptica, cuyo estudio afirma que en España hay una mayoría que se declara abiertamente republicana, un 52 por ciento de los encuestados, frente a un 35 por ciento que prefiere la monarquía.

Además, un 58 por ciento apoya la idea de celebrar un referéndum sobre la monarquía, una cifra «nada desdeñable» para el director de Sináptica, Víctor Rey, quien destaca que incluso quienes se consideran monárquicos comparten la idea de plantearlo.

Preguntados sobre la figura de la inviolabilidad de la que disfruta el rey, un 79 por ciento de los encuestados se declara a favor de que la Justicia actúe si se hallan indicios de delito en las presuntas comisiones del rey Juan Carlos en el contrato del tren de alta velocidad Medina-La Meca (Arabia Saudí).

Un fiscal de Ginebra (Suiza) y la fiscalía del Tribunal Supremo español investigan actualmente varios negocios privados de Juan Carlos I, que en España goza de un fuero judicial especial.

Más allá del manido debate a favor o en contra de la monarquía, lo cierto es que los estudios apuntan a que España hay más republicanos que en otros países con el mismo sistema político, como Reino Unido o Japón.

Esto se debe, según el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Murcia Antonio Garrido, a que la monarquía en España ha sido «discontinua» y a que muchos sectores de la izquierda la consideran una institución heredada del franquismo, lo que puede crear «problemas de legitimidad».

En su opinión, el declive de la imagen pública de la monarquía española comenzó a principios de los 2000.

Aunque la propia crisis de la institución ha «agudizado la caída» de la valoración ciudadana, Garrido achaca este descenso a que los más jóvenes son «más escépticos», en parte porque no vivieron la transición democrática tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 y, por ende, no reconocen a Juan Carlos I el papel que jugó en la llegada de la democracia.

En esta misma línea, Barbeito ve «lógico» que los más jóvenes se sientan más distanciados y menos agradecidos hacia la institución.

No obstante, el director de Sináptica apunta que la edad ya es una «cuestión transversal», puesto que entre los mayores de 50 años prima una mayoría republicana, un 58 por ciento.

LA IMAGEN DE FELIPE VI TRAS LA PANDEMIA

Por su parte, la valoración de Felipe VI, que se desmarcó de las presuntas actividades ilícitas de su padre al renunciar a su herencia y retirarle su asignación económica, también se ha visto mermada.

De acuerdo con Electomanía, los encuestados puntuaron al rey en julio de 2019 con un 6,1 y, en pleno confinamiento y tras marcar distancia oficialmente con Juan Carlos, Felipe VI logró conservar el aprobado, con un 5,4.

A día de hoy y según este panel de encuestas, el monarca está a menos de dos décimas de llegar al suspenso, en 5,18 puntos. Es decir, se observa una tendencia descendente.

Por el momento «el balance no es negativo», en palabras de Díaz, porque se mantiene en el aprobado, algo de lo que no pueden presumir los dirigentes políticos españoles que, según el CIS, están suspensos, desde el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hasta el líder de la oposición, Pablo Casado.

También sugiere que, a partir de ahora, la valoración del rey dependerá de la decisión que tome Casa Real para desmarcarse de los supuestos negocios de su padre.

«Una supuesta crisis provocada por presuntos actos irregulares del rey emérito afectaría a la institución monárquica si esta no reaccionara como espera la ciudadanía y el Estado de Derecho exige», opina el director de la consultora NC Report, José Ramón Lorente.