Roma – El movimiento Slow Food, que incentiva la comida buena, limpia y justa, reconoce «la fuerza» de los países de Latinoamérica y de sus comunidades indígenas, así como «el valor que aportan en la soberanía de la comida en el planeta», aseguró a EFE su nuevo presidente, el ugandés Edward Mukiibi.
Por eso, en «Terra Madre», la gran feria de la alimentación sostenible que se inaugura hoy en Turín (norte de Italia) con la presencia prevista de más de 6.000 delegados de los 160 países miembros de la organización, se va a «apoyar a las comunidades indígenas para que puedan alzar la voz y motivarse para practicar lo tradicional y lo ancestral, vengan de donde vengan».
La XIV edición del Salón del Gusto de Turín, centrada en la regeneración de la alimentación desde un enfoque ecosostenible, acogerá durante los próximos 5 días a representantes de España, Venezuela, Perú, Bolivia o Chile, entre otros, que podrán compartir sus experiencias para convertirlas en proyectos de futuro.
«La comunidad de Slow Food además de crear conocimientos en esta plataforma que es ‘Terra Madre’, también comparte motivaciones, y se evocan planes para luchar por los derechos de las comunidades indígenas, y también más generales», detalló Mukiibi.
RETOS, SOLUCIONES Y SIMBOLISMOS
El principal objetivo del evento, que cuenta tanto con elementos presenciales como online y con actividades diversas como debates, conferencias o charlas educativas, es compartir los conocimientos relacionados con la alimentación sostenible para poder preservar la gastronomía local y tradicional y, así, proteger todos los recursos.
Según explicó Mukiibi, los retos principales a los que se enfrenta el Salón del Gusto de este año principalmente son el cambio climático, la escasez de alimentos «mayormente en el hemisferio sur», pero, también, los conflictos como los que sufren en Ucrania, Congo o Mali.
«En ‘Terra Madre’ se buscarán soluciones de acciones locales para los problemas globales», argumentó el nuevo presidente de Slow Food, que en julio pasado reemplazó al histórico fundador del movimiento, el activista y gastrónomo italiano Carlo Petrini.
Uno de los temas que se pondrá sobre la mesa será el consumo de carne y la necesidad de una transición tanto hacia métodos sostenibles, ya que, tal y como señaló Mukiibi, «debido a la producción sistemática se han creado muchos problemas medioambientales».
Entre las novedades de esta edición figura el escenario escogido, pues por primera vez «Terra Madre» aterrizará en el Parque Dora, antigua zona industrial que desde hace unos 15 años es el centro de un proyecto de transformación y remodelación urbana.
«Elegir el Parque Dora es un símbolo que dice que no es demasiado tarde para tomar acciones que regeneren este planeta», explicó a EFE Mukibii.
UNA NUEVA ETAPA
El nuevo presidente llega al frente de este movimiento, que aglutina a cientos de miles de activistas de más de 160 países, tres décadas después de Petrini y con nuevos proyectos para seguir adelante.
«Confío en que continúe el legado que dejó Carlo, aunque llego con nuevas ideas y una nueva visión política para generar un buen sistema para todos», dijo elogiando el trabajo de su predecesor.
Petrini, de 73 años, creó Slow Food como forma de protesta contra la apertura de un establecimiento de comida rápida en la romana Plaza de España en 1986, el año en el que nació Mukiibi.
Esta nueva etapa, explica, trae consigo cambios importantes, como la intención de «influir en políticas y programas de instituciones privadas y públicas para promover un sistema seguro de alimentación, ya que muchas políticas apoyan los sistemas que están destruyendo el planeta, algo que debemos cambiar».
El nuevo presidente tiene claro que la visión política es la principal vía de acción: «Es necesario continuar con la inclusividad y la conexión».