Los Ángeles – El plan del gobernador de Texas, Greg Abbott, de construir el muro fronterizo con México es, según expertos, más una apuesta del republicano por buscar su reelección y un tanteo de sus opciones presidenciales defendiendo el legado del expresidente Donald Trump (2017-2021) que una idea práctica en pro de la seguridad fronteriza.
El republicano anunció el pasado miércoles el «inicio» de la construcción de la vaya fronteriza asegurando que «Texas está dispuesto a hacer el trabajo que la Administración del presidente Joe Biden se rehúsa a hacer».
«Está lanzando una campaña. Eso es lo importante no la construcción del muro», opinó a Efe el profesor de Historia y Estudios Latinos en Pomona College, Miguel Tinker-Salas, sobre el plan de Abbott.
UNA PROMESA IMPOSIBLE DE CUMPLIR
Subraya que, al igual que la promesa hecha por Trump, la construcción de la valla metálica a lo largo de la frontera con México es casi «imposible» y que Abbott seguramente lo sabe.
«Son las mismas estrategias de Trump y de Steve Bannon para ganar a los votantes más conservadores y hacer un nombre», apunta Tinker-Salas.
El gobernador asignó 250 millones de dólares de fondos estatales para la construcción del muro. También dijo que solicitará donaciones públicas para financiar el proyecto.
En este sentido, Norma A. Herrera, de la organización Voces Unidas y miembro de la Coalición Contra el Muro Fronterizo del Valle del Río Grande, advirtió a Efe que Texas necesitaría al menos dos cosas para construir el muro que no tiene actualmente: el poder de expropiar la propiedad privada donde se levantaría el muro y dinero para construirlo.
Añade que el muro fronterizo cuesta miles de millones de dólares y, que a pesar que Texas acaba de invertir 1.000 millones en seguridad fronteriza, «los fondos se acabarán muy rápidamente y el gobernador tendría que volver a la Legislatura y solicitar más dinero de los contribuyentes para seguir construyendo».
La frontera Texas-México tiene más de 1.200 millas de longitud, según el sitio web del Departamento de Transporte del Estado, y construir sólo una milla tiene un coste de unos 100 millones de dólares, según datos dados por el representante estatal Gene Wu.
Tanto es así que durante los cuatro años de mandato de Trump solo se completaron 69 millas de su famoso proyecto, según cálculos de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno federal (GAO, en inglés) recogidos por el diario The Washington Times.
Son precisamente los obstáculos del plan los que hacen que las críticas apunten a que Abbott está usando el muro, al igual que hace con los inmigrantes indocumentados, para lanzar una campaña política que aún no está muy definida.
«Toda esta narrativa falsa de que existe una crisis en la frontera responde a intereses políticos del gobernador, que aspira acaparar los votantes conservadores del expresidente Trump», dijo a Efe Melissa Gigarroa, dueña de tierras junto al río Grande, en Laredo, y que se opone a la construcción de la vaya.
TRUMP VISITA LA FRONTERA
A las criticas se sumó este fin de semana el periódico The Austin American-Statesman en un editorial titulado «Ese plan del muro fronterizo no es para Texas. Es para Abbott», en el que se despacha contra el plan del gobernador.
No obstante la ola de críticas no detendrán al gobernador, valora Tinker-Salas, sino por el contrario le ayudan a consolidarse en un heredero de la política de Trump.
El mismo expresidente parece estar dando el aval al gobernador tras aceptar una invitación de Abbott para visitar la frontera el próximo 30 de junio.
Trump insistió en un comunicado en el que anunció su viaje que «Biden heredó la frontera más fuerte y segura de la historia de Estados Unidos y en cuestión de unas pocas semanas se ha convertido en la peor crisis fronteriza de la historia del país. En una zona de desastre absoluto».
En su estrategia Abbott también cuenta con más aliados, como los gobernadores de Florida, Ron DeSantis; de Nebraska, Pete Ricketts, y de Ohio, Brad Little, que recientemente anunciaron que desplegarán agentes de sus estados en Texas y Arizona para apoyar a las autoridades locales.
«Ahora (Abbott y De Santis) están rodeando a Trump, esperando a ver si busca la reelección, pero si no es así, ambos seguramente destaparan sus cartas para aspirar a la Presidencia», considera Tinker-Salas.
LA TRAMPA
Herrera se queda en el presente y advierte que a pesar de que el plan de Abbott suena poco realista se debe reconocer que el gobernador aún podría causar mucho daño en el corto plazo al intentar construir este muro.
«No olvidemos que Trump tampoco tenía un plan realista de cómo iba a pagar por el muro, y mira dónde estamos ahora y todo el daño que ha causado», matiza Herrera.
Mientras Tinker-Salas destaca que los republicanos vuelven a usar a los inmigrantes indocumentados para poner «una trampa» a los demócratas.
«Es una carta que los demócratas no han sabido jugar porque o los muestra como débiles o como le pasó a Obama, que fue nombrado el jefe de las deportaciones», concluye el catedrático.