Zagreb – El Museo de las Relaciones Rotas, que en pocos años se ha convertido en una de la principales atracciones turísticas de Zagreb, incluye ahora también los efectos de las guerras, el terrorismo y la migración sobre el amor.

«Durante un año estuvimos estudiando y clasificando por temas unos 3.500 objetos con sus historias. Al final, escogimos un centenar para la nueva colección», explicó Drazen Grubisic, quien fundó en 2010 este museo junto a su exnovia Olinka Vistica.

Cuando Drazen y Olinka rompieron su relación, se enfrentaron al problema de no saber qué hacer con los objetos que tenían en común y que les recordaban a su amor.

Así se les ocurrió fundar un museo propio en que los exnovios pudieran desprenderse de objetos conjuntos queridos u odiados, como una especie «despedida definitiva y creativa» del amor marchitado.

Situado en el palacio Kulmer, en el casco antiguo de la capital croata, este museo expone objetos de donantes anónimos de todo el mundo que recuerdan y simbolizan amores pasados, cada uno acompañado de una historia o una explicación.

Un disco «Schellak» de la Alemania nazi en 1942, un retrato y una caja de ceras como recuerdo de un amor secreto de judíos perseguidos, una carpeta a ganchillo de una refugiada de Siria y una carta de amor escrita durante el asedio de Sarajevo (1992-1995).

Son solo algunos de los objetos donados que testimonian historias de amor y separación en tiempos de guerra.

«Partimos juntos, fuimos capturados juntos, viajamos juntos. Te voy a recordar toda mi vida, ya que mi amor es infinito», escribe el autor de una carta de amor nunca entregada y redactada durante una dramática escapada de la bombardeada Sarajevo.

Una mujer de Estambul donó su vestido de bodas que no llegó a vestir ya que su novio murió en un ataque terrorista de 2016.

«Mi vestido de novia es la mejor representación del día en que me lo quiero imaginar», explicó la mujer al entregar el objeto.

Aunque la idea inicial del museo fue el amor roto de parejas, muchos objetos donados se refieren a relaciones de familia.

Una colección de mil grullas origami fue donada por una japonesa que las hizo durante un período en que se sentía sofocada por la pena y dolor por haber perdido a un hijo antes de nacer.

La nueva muestra presenta una variedad de objetos de la vida y ruptura entre parejas en circunstancias «normales», acompañados de sus historias, a veces tristes, llenas de amargura y otras veces graciosas o curiosas.

Unos muebles miniatura fueron elaborados por una pareja de Corea del Sur, que soñaba con vivir juntos y jugaban con los muebles imaginando todo lo que harían en su futura casa.

«Al final, antes de que llegáramos a pintar los muebles, decidimos terminar nuestra relación», cuenta la mujer en la carta que acompaña su donación.

Lo que más anima a Grubisic para seguir organizando el museo y sus exposiciones temáticas e itinerantes, hasta ahora más de 50, son las reacciones de muchos donantes, que aseguran «haber pasado por una catarsis tras haber donado un objeto del amor fracasado».

Además, los visitantes del museo «se reconocen a sí mismos en las historias, el dolor, situaciones graciosas y las emociones de otros expuestos en el museo», cuenta en declaraciones a Efe.

Por eso, se suele ver muchos visitantes emocionados, abrazándose entre sí o con los empleados del museo, asegura.

«Los varones en especial suelen tapar sus emociones, nunca las superan, y cuando reconocen aquí los hilos comunes de humanidad en todos nosotros, sienten desahogo y comprensión», asegura Grubisic.

En la sección virtual del museo (www.brokenships.com) se pueden almacenar fotos, correos electrónicos, mensajes, grabaciones de sus últimas palabras sobre una ruptura o una relación fracasada.

El Museo recibió en 2011 el premio Kenneth Hudson al museo más innovador de Europa, y en 2016 el premio IDCA (International Design Communication Award) por el museo con la mejor página Internet.