Ciudad del Vaticano.– El papa Francisco abogó hoy por conjugar las políticas demográficas con las migratorias para acoger a quienes escapan de sus países y crear «sociedades más inclusivas, más hermosas y más pacíficas».

«Es importante prepararnos adecuadamente para los desafíos de las migraciones actuales, comprendiendo sus criticidades, pero también las oportunidades que estas ofrecen, con vistas al crecimiento de sociedades más inclusivas, más hermosas, más pacíficas», alegó en un acto de oración por los migrantes en la Plaza de San Pedro.

Francisco presidió este «momento» mientras la Iglesia celebra el Sínodo de Obispos y junto a una escultura de bronce mandada instalar por él en la plaza vaticana que representa a una barca cargada con 140 inmigrantes y refugiados de distintas partes del mundo.

El pontífice denunció que las numerosas rusas migratorias actuales atraviesan «desiertos, bosques, ríos y mares» para pesar de quienes las recorren.

«¿Cuántos hermanos y hermanas se encuentran hoy en la misma condición del caminante de la parábola? ¿Cuántos son asaltados, despojados y golpeados a lo largo del camino? Parten engañados por traficantes sin escrúpulos. Luego son vendidos como mercancías. Son secuestrados, encarcelados, explotados y convertidos en esclavos», lamentó.

Y agregó: «Son humillados, torturados y violentados. Muchos mueren sin llegar nunca a su destino. Las rutas migratorias de nuestro tiempo están pobladas por hombres y mujeres heridos y abandonados medio muertos; por hermanos y hermanas cuyo dolor clama ante la presencia de Dios».

A menudo, dijo, «son personas que escapan de la guerra y del terrorismo, como vemos lamentablemente en estos días».

Francisco criticó a «los que ven y pasan de largo, seguramente buscándose una buena excusa, en realidad por egoísmo, indiferencia, miedo» y recordó que «el buen samaritano no se limitó a socorrer al pobre viajero en el camino» sino que lo guió y lo cuidó.

«Como el buen samaritano, estamos llamados a hacernos prójimos de todos los viandantes de hoy para salvar sus vidas, curar sus heridas, aliviar su dolor. Lamentablemente, para muchos es demasiado tarde y no nos queda más remedio que llorar sobre sus tumbas, si las tienen. Hoy el Mediterráneo ha acabado siendo una tumba», sostuvo.

El pontífice argentino propuso cuatro verbos para abordar el tema migratorio: «acoger, proteger, promover e integrar» y llamó a crear caminos seguros para este fenómeno, especialmente sentido en Italia a través de la peligrosa ruta del Mediterráneo central.

«Todos debemos comprometernos a hacer más seguro el camino para que los viajeros de hoy no sean víctimas de los bandidos. Es necesario multiplicar los esfuerzos para combatir las redes criminales que especulan con los sueños de los migrantes», animó.

Pero también dijo que es «necesario indicar rutas más seguras» y «ampliar los canales migratorios regulares».

«En el actual escenario mundial es evidente que es necesario hacer dialogar las políticas demográficas y económicas con las migratorias, en beneficio de todas las personas implicadas, sin olvidarse nunca de poner en el centro a los más vulnerables», instó.

Así como «promover una orientación común y corresponsable para el control de los flujos migratorios» que parecen, dijo, «destinados a aumentar en los próximos años».

Acto seguido, animó a los asistentes en el acto a rezar por algunos instantes por quienes «han sido usados y esclavizados» en estas rutas migratorias.