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Ciudad del Vaticano – El papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el «martirio» del sacerdote salvadoreño Rutilio Grande, asesinado en 1977 por los escuadrones de la muerte, y por lo que podrá ser proclamado beato.

El Vaticano informó hoy de que el papa recibió este viernes al prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Beciu, quien le presentó varios decretos para la beatificación entre los que se encontraba el de Rutilio Grande.

El que será nuevo beato salvadoreño nació el 5 de julio de 1928 en El Paisnal, y fue asesinado en 1977 por los escuadrones de la muerte del Ejército.

La declaración del «martirio» es decisiva para la beatificación, ya que entonces no es necesario reconocer un milagro como en el resto de procesos.

Junto con Rutilio Grande también serán beatificados las dos personas que fallecieron con él en la emboscada Manuel Solórzano, de 72 años y Nelson Rutilio Lemus, de 15, cuando se dirigían a celebrar la eucaristía y fueron tiroteados en el vehículo donde se desplazaban.

Este jesuita, conocido como «padre Tilo», era párroco en la localidad de Aguilares, 32 kilómetros al norte de San Salvador y mantenía una amistad con el arzobispo Romero, también asesinado en 1980, mientras oficiaba una misa.

Romero fue consagrado arzobispo de San Salvador en febrero de 1977 y tres semanas después fue asesinado Grande, hecho que le llevó al inicio de una larga cadena de denuncias de graves violaciones de los derechos e injusticias sociales hasta le mató un escuadrón de la muerte.

El padre Grande fue asesinado en un lugar conocido como Las Tres Cruces y ubicado en El Paisnal y que se ha convertido en un lugar de peregrinación para los fieles.

El papa Francisco había asegurado en octubre de 2015 que Grande y Romero, que fue declarado santo el 14 de octubre de 2018, era «un tesoro y una fundada esperanza para la Iglesia y para la sociedad salvadoreña».

A principios de 2019 durante su viaje a Panamá, el papa ya adelantó a un grupo de jesuitas que el proceso de beatificación procedía «muy bien».

«Yo a Rutilio lo quiero mucho. En la entrada de mi cuarto tengo un marco que contiene un pedazo de tela ensangrentada de (Oscar) Romero y los apuntes de una catequesis de Rutilio», reveló el papa en este encuentro.