Ciudad del Vaticano – El papa Francisco afirmó que «los padres y madres de tantas familias que escapan del hambre y las guerras, que son rechazados en las fronteras de Europa» son sus «héroes», en una entrevista publicada hoy por los medios vaticanos.
Con ocasión del año que acaba de finalizar y que la Iglesia ha dedicado a San José, los medios vaticanos entrevistaron al pontífice sobre la paternidad, tanto familiar como espiritual.
Francisco dijo sentirse «muy cercano al drama de esas familias, de esos padres y de esas madres que están viviendo una particular dificultad, agravada sobre todo a causa de la pandemia» y consideró que no debe ser «un sufrimiento fácil de afrontar el no conseguir dar el pan a los propios hijos y de sentir encima la responsabilidad de la vida de los demás»
Y también recordó a «tantos padres, tantas madres, tantas familias que escapan de las guerras, que son rechazadas en los confines de Europa y no solo y que viven situaciones de dolor, de injusticia, y que nadie toma en serio o ignora deliberadamente».
«Quisiera decir a estos padres, a estas madres, que para mí son héroes, porque encuentro en ellos el coraje de quien arriesga su propia vida por amor a sus hijos, por amor a su familia», dijo al recordar que «también María y José experimentaron este exilio» y que su sufrimiento «les acerca precisamente a estos hermanos que hoy sufren las mismas pruebas».
«El papa se acuerda de ellos siempre y en la medida de lo posible continuará dándoles voz y no los olvidará», señaló.
Sobre la patenidad y la maternidad, Francisco afirmó: «podríamos decir que los hijos de hoy que se convertirán en los padres de mañana deberían preguntarse qué padres han tenido y qué padres quieren ser».
«No deben dejar que su papel paternal sea el resultado de la casualidad o simplemente la consecuencia de una experiencia pasada, sino que deben decidir conscientemente de qué modo amar a alguien, de qué modo responsabilizarse de alguien», añadió.
Añadió que «una de las características más hermosas del amor, y no solo de la paternidad, es, de hecho, la libertad. El amor genera siempre libertad, el amor nunca debe convertirse en una prisión, en posesión».
Por ello, un buen padre «sabe retirarse en el momento oportuno para que su hijo pueda emerger con su belleza, con su singularidad, con sus elecciones, con su vocación» y «en toda buena relación es necesario renunciar al deseo de imponer una imagen desde arriba, una expectativa, una visibilidad, una forma de llenar completa y constantemente la escena con excesivo protagonismo».
«Nuestros jóvenes muy a menudo tienen miedo de decidir, de elegir, de ponerse en juego», dijo, antes de añadir que «un verdadero padre no dice que irá siempre todo bien», sino que cuando las cosas no funcionen también «podrás afrontar y vivir con dignidad esos momentos, esos fracasos».