Ciudad del Vaticano – El papa Francisco pidió hoy «modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda» soberana de aquellos países tan endeudados que tienen que pagarla «con sacrificios insoportables» que acaban castigando a sus ciudadanos.
«No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario -como, por lo demás, está ocurriendo en parte- encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso», afirmó Francisco durante un foro económico que se celebra en el Vaticano.
Citando a san Juan Pablo II, Francisco opinó que «las deudas deben ser pagadas», pero «no es lícito exigir o pretender su pago cuando este vendría a imponer, de hecho, opciones políticas tales que llevaran al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras».
«Las personas empobrecidas en países muy endeudados soportan cargas impositivas abrumadoras y recortes en los servicios sociales, a medida que sus gobiernos pagan deudas contraídas insensible e insosteniblemente», subrayó Bergoglio, antes de señalar que «la deuda pública contraída, en no pocos casos para impulsar y alentar el desarrollo económico y productivo de un país, puede constituirse en un factor que daña y perjudica el tejido social».
De esta forma, el papa parecía hacer una alusión velada a su país, Argentina, cuyo ministro de Economía, Martín Guzmán, se reunió el martes en Roma con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, para abordar el problema de la deuda exterior.
El Gobierno de Argentina intenta renegociar su deuda de 44.000 millones de dólares contraída con el FMI.
En su intervención de veinte minutos en el foro económico, en el que participan titulares de Economía de países como Argentina, México, Paraguay y España y personalidades como la directora gerente del FMI, el pontifíce se refirió a los Objetivos del Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Insistió en que «exhortan a todas los pueblos a ayudar a los países en desarrollo a lograr la sostenibilidad de la deuda a largo plazo a través de políticas coordinadas destinadas a fomentar el financiamiento de la deuda, el alivio de la deuda y la reestructuración de la deuda».
Al mismo tiempo, añadió, estos objetivos animan a abordar el problema de los países pobres muy endeudados «para reducir la angustia» del débito.
A juicio de Francisco, los organismos multilaterales de crédito que asesoran a las naciones deberían tener en cuenta conceptos como «la justicia fiscal, los presupuestos públicos responsables en su endeudamiento y, sobre todo, la promoción efectiva y protagónica de los mas pobres en el entramado social».
«Recuérdenles su responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas», reiteró.
Lamentó que, «según informes oficiales, el ingreso mundial de este año será de casi 12.000 dólares per cápita» y, sin embargo, «cientos de millones de personas aún están sumidas en la pobreza extrema».