Ciudad del Vaticano – El papa Francisco pidió hoy «un compromiso regional común, sólido y coordinado» ante el drama del fenómeno migratorio que se vive en Centroamérica.
Francisco realizó este llamamiento en un mensaje enviado a los participantes en el Evento de Solidaridad, promovido con ocasión del 30º aniversario del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), en el que la Santa Sede participa como Observador extra-regional desde el año 2012 y en el que se busca movilizar apoyos para mejorar la situación de los desplazados forzados de Centroamérica y México.
En su mensaje explicó que «en estos últimos largos meses de la pandemia, la región centroamericana ha visto el deterioro de las condiciones sociales que ya eran precarias y complejas a causa de un sistema económico injusto» y que muchas personas se encuentran «a merced de situaciones altamente conflictivas y de no rápida solución: violencia doméstica, feminicidios, bandas armadas, criminales, tráfico de droga, explotación sexual de menores y de no tan menores».
Todo ello sumado además a la crisis climática caracterizada por una sequía cada vez más intensa y huracanes cada vez más frecuentes, señaló el papa, que ha hecho que la migración haya tomado «la apariencia de un éxodo regional».
Cada año más de 500.000 personas procedentes sobre todo de El Salvador, Guatemala y Honduras intentan emigrar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida, incluyendo miles de menores de edad.
El papa subrayó que a pesar del «sentido de hospitalidad inherente a los pueblos de Centroamérica, las restricciones sanitarias han influido en el cierre de muchas fronteras» y que «muchos se quedaron a mitad de camino, sin posibilidad de avanzar ni de retroceder».
Ante ello, el pontífice argentino destacó que aunque la Santa Sede «reafirma el derecho exclusivo de los Estados a gestionar sus propias fronteras» también » espera un compromiso regional común, sólido y coordinado, destinado a situar a la persona y su dignidad en el centro de todo ejercicio político».
Y que es necesario «anteponer siempre la seguridad personal a la nacional» pues «las condiciones de los emigrantes, los solicitantes de asilo y los refugiados, requieren que se les garantice la seguridad personal y el acceso a los servicios básicos».
«Además de estas protecciones, es necesario adoptar mecanismos internacionales específicos que den una protección concreta y reconozcan el drama a menudo invisible de los desplazados internos, relegados a un segundo plano en las agendas políticas nacionales», agregó.
En cuanto a la trata de personas, el papa instó a prevenir «esta lacra» y «proteger a las víctimas con programas que garanticen su seguridad, la protección de la intimidad, un alojamiento seguro y una adecuada asistencia social y psicológica».
Agregó que «la cooperación multilateral es una herramienta valiosa para promover el bien común» sobre todo para que «las fronteras no sean zonas de tensión, sino brazos abiertos de reconciliación».