Dover (R.Unido) – La amenaza de ser deportados a Ruanda, como planean los conservadores si ganan las elecciones del jueves en Reino Unido, no servirá para disuadir a muchas personas desesperadas que arriesgan sus vidas para cruzar el canal de la Mancha, cree Kolbassia Haoussou, que hizo ese viaje desde Chad y ahora ayuda a solicitantes de asilo.

«Si ves que tu vida está en peligro cada día, en un país en guerra, dónde caen bombas a diestro y siniestro, o tú y tu familia es perseguida… tienes que ser muy estúpido para no tratar de salvarla.» dice a EFE el chadiano Haoussou, superviviente de torturas en su país.

La promesa electoral del líder ‘tory’ Rishi Sunak, que ambiciona parar las pateras y deportar a Ruanda a los migrantes recién llegados, no les desanimará a viajar al Reino Unido, sostiene el ya asilado.

Este chadiano llegó a la costa de Dover, en el sureste de Inglaterra, hace más de una década en una canoa y, tras pasar por el centro de detención y un intento de deportación, hoy en día dirige ‘Freedom from Torture’, una organización benéfica que facilita atención terapéutica a personas como él.

Este migrante de 47 años describe que subirse a una canoa o a una balsa inflada con aire es «muy peligroso» y «lo consigues o no lo consigues; a nosotros nos gusta quedarnos con que sí.”

El número de migrantes

Imágenes de personas como Kolbassia desembarcando en playas británicas suponen «en torno al 2,5 % de los inmigrantes que llegan al Reino Unido», dijo a EFE el médico Koldo Casla, director de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Essex, en Inglaterra.

Según el académico, de cada diez mil personas que viven en el país, trece son solicitantes de asilo, frente a veintidós de la media europea.

«En el Reino Unido se reciben menos que en la mayor parte de países europeos, y en Europa menos que en la mayor parte de países del mundo.», sobre todo en el cono sur, afirma el doctor Calsa.

Los solicitantes de asilo son un porcentaje pequeño dentro de una inmigración que ha aumentado desde el Brexit, pero es en estos «en los que se fijan porque no quieren hablar de la falta de medidas para regular la inmigración», sostiene el académico.

Contribución a la sociedad

«Se aprecia un ambiente hostil. En el Reino Unido les presentan como ilegales, el plan Ruanda para mandarlos de vuelta… como si cuando se fueran, todo se arreglase», aprecia una joven refugiada de Eritrea, Rashan Sagai, en una conversación con EFE en Canterbury (sureste inglés), al referirse al programa de Sunak para enviar a ese país africano, tras previo acuerdo, a migrantes que llegan en pateras.

Sagai está a unos meses de terminar Enfermería y trabajar para la Sanidad pública británica (NHS, en inglés). Llegó siendo menor a Dover sin ser este el destino que quería, «sólo buscaba seguridad», afirma.

Dijo que pasó por Libia, donde fue retenida por traficantes, cruzó el Mediterráneo, donde casi pierde la vida, llegó Italia y más adelante a la Jungla de Calais, el campo de refugiados en el norte de Francia.

Esta futura enfermera se pregunta por qué hay un estigma de ilegalidad hacia personas inocentes y no «contra traficantes» y se pregunta «¿por qué no se buscan rutas seguras para pararlos? o visas similares a Ucrania.», en referencia a las que entraron en vigor en Europa tras la invasión rusa de ese país en 2022.

Cuando son menores, el condado de Kent tiene el deber de cuidar de ellos, dice a EFE Sarah Monday, quién pertenece a Kent Refugee Action Network (KRAN), una pequeña organización que trabaja con menores solicitantes de asilo y refugiados no acompañados.

Desde hace dos décadas, KRAN ayuda a los más pequeños en la educación, al proporcionarles clases y actividades.

«Creemos en su potencial para hacer cosas maravillosas y contribuir al país al que han elegido» para refugiarse, afirma Monday.

Frente a quienes dicen que la inmigración usurpa trabajo u holgazanería, Sagai, en su capacidad de embajadora, dice que es importante «crear conciencia, que la gente entienda que contribuimos a la sociedad.»

«Formaré parte del NHS a partir de diciembre, -tras finalizar sus estudios- eso es contribuir al Reino Unido, que sufre falta de personal. Los refugiados contribuimos a hacer algo por el país, a la vez que por nosotros.»