Roma – El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas reclamó hoy más dinero a la comunidad internacional para poder responder a las exigencias alimentarias de los refugiados de todo el mundo, en aumento tras la invasión de Ucrania.

«Mientras el hambre mundial se dispara por encima de los recursos disponibles para alimentar a todas las familias que necesitan desesperadamente la ayuda del PMA, nos vemos obligados a tomar la desgarradora decisión de reducir las raciones de alimentos para los refugiados, que dependen de ellas para sobrevivir», avisó el director del Programa, David Beasley, en un comunicado.

Y agregó: «Sin nuevos fondos urgentes para apoyar a los refugiados, uno de los grupos más vulnerables y olvidados del mundo, muchos de los que enfrentan la inanición se verán obligados a pagar con sus vidas».

El PMA, reconocido en 2020 con el Nobel de la Paz, subrayó que los recortes en las raciones de alimentos para los refugiados «son inminentes» pues las crisis se están multiplicando en todo el planeta.

En este 2020 por ejemplo tuvo que responder a desplazamientos inesperados de personas por la invasión rusa de Ucrania, iniciada el 24 de febrero pasado y que ha generado seis millones de refugiados a los que el PMA ofrece comida caliente.

Pero más preocupante es la situación en África, donde la reducción de las raciones ya son la mitad para las tres cuartas partes de todos los refugiados atendidos por el PMA en su zona oriental, especialmente Etiopía, Kenia, Sudan del Sur y Uganda.

Por otro lado, las «graves limitaciones» de financiación en África occidental, donde «el hambre ha alcanzado niveles récord en una década», han obligado al Programa a reducir «significativamente» la comida dada a los refugiados de Burkina Faso, Camerún, Chad, Mali, Mauritania y Níger.

Además, el PMA asiste cada año a una media de medio millón de refugiados en el África meridional pero, «a pesar del generoso apoyo de los donantes», los recursos siguen siendo insuficientes para responder a las necesidades básicas de los hogares de refugiados.

Esto permite vaticinar interrupciones inminentes en Angola, Malawi, Mozambique, República del Congo, Tanzania y Zimbabue.

En este escenario marcado por las limitaciones presupuestarias, el organismo de Naciones Unidas tiene que priorizar su asistencia a las familias más vulnerables, lo que a menudo deja desamparadas a muchas otras.

Satisfacer las necesidades básicas de estas personas es esencial ya que el 67 % de los refugiados y solicitantes de asilo del mundo procedían de países en crisis alimentaria en 2021, según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Esto, unido a las guerras y a los estragos de la crisis climática, agravará la situación de los refugiados.

Por eso, el PMA pidió «inversiones sostenidas» en programas que fomenten la autosuficiencia de las poblaciones de refugiados.