En la imagen el representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Honduras, Richard Barathe. EFE /Bienvenido Velasco /Archivo

Tegucigalpa – La crisis por la covid-19 demanda de un abordaje multidimensional e integral en Honduras, el tercer país más afectado de Centroamérica con más de 93.000 contagios y 2.623 muertos, y supone una oportunidad para impulsar la transformación digital y cerrar brechas en materia de salud y educación.

Así lo dijo a Efe en Tegucigalpa el representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Honduras, Richard Barathe, quien subrayó que la pandemia ha tenido un impacto «muy duro» en la población, en especial los más vulnerables.

«Ha sido (un impacto) muy duro, realmente estamos notando (que) muchísima gente ha perdido sus fuentes de ingresos, gente sin protección social de ningún tipo», enfatizó.

Barathe aseguró que la tasa de desempleo «se va duplicar», algo que será «grave» para la población que en su gran parte sobrevive con lo que ingresa día a día.

Con alrededor del 60 % de la población activa en el mercado informal, las medidas de restricción implementadas por el Gobierno ha dejado al descubierto a miles de personas enfrentadas a la disyuntiva de tener que elegir entre la enfermedad o el hambre.

«Es absolutamente necesario tener una mirada integral de la problemática, no se puede solamente estar hablando de reactivación económica, sin protección social», señaló.

Destacó además la necesidad de tener una «mira holística» y asegurar que el abordaje a la problemática de la atención a la crisis y la reactivación de la economía sea visto de «forma multidimensional».

El representante del PNUD señaló que lo ideal sería tener una universalización del sistema de seguridad social, aunque reconoce que para muchos países, como Honduras, es difícil lograrlo porque tienen «limitadísimo espacio fiscal y poco margen de recursos».

Ante este panorama, aseguró, la focalización y selección de beneficiarios de programas sociales tiene que «ser mucho más robusto, mucho mejor dirigido y por supuesto con todas las garantías en materia de transparencia».

INNOVADORA INICIATIVA

Barathe valoró los esfuerzos de Honduras para otorgar un bono de 2.000 lempiras (82 dólares) a alrededor de 260.000 personas vulnerables ante las consecuencias de la pandemia.

El Gobierno hondureño lanzó la semana pasada el programa «Bono Único», una innovadora iniciativa de protección social para apoyar a los grupos más vulnerables apoyada por el PNUD y la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford.

La ayuda será entregada a través de una notificación electrónica en el teléfono móvil y puede canjearse por alimentos, medicamentos o insumos médicos, agregó.

Destacó la importancia de que el programa cuente con políticas sociales y económicas «responsables» para que tenga «un verdadero impacto» a mediano y largo plazo.

El responsable del PNUD aseguró que muchas personas en Honduras están «siendo vulneradas por un conjunto de carencias, no solo por (la falta de) ingresos», por lo que se requiere un abordaje «integral».

Señaló que la apuesta por este programa estatal ha sido «acertada» porque aporta altos estándares de transparencia y rigor, y beneficia a la población más necesitada, por lo que puede «servir de ejemplo en Honduras, la región y a nivel global».

OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS

Honduras es uno de los países más desiguales, donde «los problemas de desigualdad son profundos», subrayó Barathe, quien cree que la covid-19 puede ser una «oportunidad» para promover una «transformación de distintas dimensiones».

Resaltó la importancia de apostar por la transformación digital, un proceso que permitirá fomentar la democratización de acceso a servicios públicos, agilizar y dinamizar la economía, y que la ciudadanía tenga una relación más directa con las instituciones.

«La apuesta es muy obvia en la necesidad de fortalecer los sistemas integrales de salud, hay que buscar soluciones más efectivas para el acceso a la educación (…), y la necesidad de que un buen segmento de la población entré en la economía más formal para tenga mejor acceso a seguridad social», explicó.

Aseguró que uno de los grandes retos de Honduras, al igual que de otros países de América Latina, es la creación de empleos formales, ya que la tasa de informalidad es «muy alta».

Y para ello, el Gobierno requiere una serie de estrategias que contribuyan a fomentar la inversión nacional e internacional «responsable, crear un ambiente favorable y (garantizar) la seguridad jurídica y el Estado de derecho», agregó.

Honduras, según el representante del PNUD, también tiene el gran desafío de crear «niveles de confianza» de cara a las elecciones que celebrará en 2021.

COVID-19 ACENTÚA POBREZA Y DESIGUALDAD

Barathe insistió en que la crisis abre «muchas oportunidades, pero también hay muchos desafíos que hay que atender de inmediato», como la salud y la pobreza.

«No podemos hablar de desarrollo, reactivación, sino se superan algunos aspectos del sector salud, el tema de desigualdad, la pobreza multidimensional, problemas que existían antes, pero se han acentuado tremendamente por la pandemia», subrayó.

La solución es «mucho más estructural que coyuntural, lo que supone un trabajo multidimensional» y un abordaje desde «distintos ángulos».

En su opinión, otro desafío de Honduras es la violencia, por lo que el país debe hacer un «abordaje integral del desarrollo, eso no es fácil, porque hay poco presupuesto, hay que priorizar y realmente es una tarea compleja».

El responsable del PNUD en Honduras indicó que el país está en un contexto político «muy polarizado, por lo que a veces es difícil ver claro qué es cierto y qué no».