Naciones Unidas – Mientras millones de personas caen a la pobreza, el número de multimillonarios se ha disparado en Latinoamérica desde el inicio de la pandemia, un fenómeno al que los Gobiernos deben responder con medidas en materia fiscal y regulatoria, según defiende Luis Felipe López-Calva, el director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En una entrevista con Efe, López-Calva destaca que la crisis de la covid-19 está haciendo crecer de forma muy importante las brechas en un continente históricamente ya muy desigual y que conoce bien los peligros que esa desigualdad genera.
Para ilustrar cómo de bien le ha ido a los más ricos durante la pandemia, el responsable del PNUD para América Latina y el Caribe pone sobre la mesa la última lista de multimillonarios de la revista Forbes, en la que figuran todos aquellos individuos con un patrimonio de más de 1.000 millones de dólares.
Entre marzo de 2020, justo cuando arrancaba la pandemia, y mediados mayo de 2021, el número de fortunas de este tamaño en la región pasó de 76 a 107.
Mientras, su patrimonio combinado aumentó en casi 200.000 millones de dólares, aproximadamente el tamaño de la economía de un país como Ecuador.
“Es realmente un monto muy importante para una acumulación en un año”, apunta López-Calva, que deja claro que la generación de riqueza no es algo negativo, pero sí debe llevar a que se discutan acciones públicas, sobre todo en un momento en el que la pobreza está aumentando rápidamente.
“Nosotros no vemos que la creación de riqueza sea una mala noticia. Eso es importante. Lo que hay que ver es cómo esa riqueza se transmite o se transfiere a los hogares en general en términos de mayor bienestar, de avance social”, insiste.
Según López-Calva, la esperanza del PNUD es que “esta crisis nos haga traer políticas que reviertan las dinámicas de la desigualdad, porque por lo que estamos viendo en el corto plazo lo único que está ocurriendo es que se están reforzando y profundizando en lugar de revertirse”.
IMPUESTOS A LAS CORPORACIONES
Para el economista mexicano, una prioridad debe ser aumentar los impuestos a las grandes corporaciones y hacerlo de forma coordinada, con acuerdos a nivel regional o global para evitar una competencia a la baja entre países.
“Ese tipo de acciones coordinadas desde el punto de vista fiscal se están haciendo cada vez más necesarias”, asegura en referencia a las recientes propuestas para establecer un impuesto de sociedades mínimo en todo el mundo.
Mientras, López-Calva apoya conceptualmente más gravámenes sobre los individuos más ricos, pero advierte de que habitualmente es más complicado garantizar que funcionen en la práctica.
“Yo creo que sí hay un espacio para hacer alguna reforma impositiva en términos de la riqueza de los individuos, pero yo estaría más por el lado de poner impuestos muy progresivos a las corporaciones”, señala.
Entre los impuestos a la riqueza, considera que América Latina y el Caribe tiene margen para aumentar de forma importante aquellos sobre la propiedad, pues está lejos de la recaudación que obtienen los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Según apunta, se trata de un impuesto “muy progresivo” y que, aunque es “políticamente complicado”, técnicamente es más fácil que otros como los impuestos a las herencias o a la riqueza, más sencillos de evadir.
MÁS PROTECCIÓN SOCIAL
Para el PNUD, la “prioridad número uno” debe ser impulsar una mayor “protección social universal” y, para ello, se necesita “un incremento de la capacidad fiscal de los Estados”.
“No estamos hablando de un incremento desproporcionado, lo que pasa es que tenemos Estados que recaudan poco”, recuerda, subrayando que un incremento de la recaudación de cuatro o cinco puntos porcentuales del PIB daría “un enorme oxígeno fiscal a los países para poder implementar medidas de protección social”.
Según recuerda, las carencias en ese ámbito hacen que Latinoamérica tenga “un contrato social fragmentado”, con la protección social muy vinculada a la situación de empleo, lo que a su vez encarece la contratación y complica acabar con la economía informal
López-Calva insiste en que la protección social universal hace a todos menos vulnerables y, como ha demostrado la pandemia, ayudaría a la economía en su conjunto.
REGULACIÓN Y COMPETENCIA
Para frenar el aumento de la desigualdad, el PNUD también ve necesario que Latinoamérica mejore la regulación y la competencia en ciertos sectores como el digital, que se han beneficiado mucho durante la pandemia y que en la región están más dominados por un puñado de empresas que en lugares como Europa o Estados Unidos.
“Si no hay una respuesta regulatoria fuerte y más creación de condiciones de competencia, lo que vamos a observar es un crecimiento aún mayor de estos supermillonarios como un indicador de esta desigualdad”, subraya.