Tegucigalpa / Los Ángeles (Proceso Digital /Por Jorge Sierra) – Marcio José Sánchez Claros se convirtió en el primer fotoperiodista hondureño en ganar un Premio Pulitzer .
– El Pulitzer catracho recordó que la sensibilidad, los valores éticos y el contacto con la realidad, son condiciones fundamentales para un buen fotoperiodista.
– “Hoy estas con Lebron James, otro día con Kamala Harris, luego con Arnold Schwarzenegger y eso nunca para”, dijo sobre su trabajo en el que valoró no perder la humildad.
Una imagen tomada el 29 de julio de 2020 en Portland, Oregón, durante las protestas raciales por la muerte del afroamericano George Floyd, le dio la gloria de merecer la alta presea. El impacto de un muro de acero y una joven con una máscara anti-gas, frente a la barricada policial fue precisa y una de las miles de instantáneas que él captó ese día.
Este hondureño amante de su tierra conversó con Proceso Digital y narró cada uno de los flash que componen la historia de aquella cobertura que le dio el Pulitzer, el máximo galardón que un periodista puede aspirar.
Él integra el prestigioso club que componen: Noah Berger, Alex Brandon, Ringo Chiu, Julio Cortez, Frank Franklin II, David Goldman, John Minchillo, Mike Stewart y Evan Vucci, los escogidos para la gala de la entrega del premio el próximo otoño.
Los Premios Pulitzer son galardones por logros en el periodismo impreso y en línea, la literatura y la composición musical en los Estados Unidos. Fueron establecidos en 1917 según las disposiciones del testamento del editor estadounidense de origen judío y húngaro Joseph Pulitzer. La Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York está a cargo de su administración.
Los premios Pulitzer se otorgan cada año en veintidós categorías, incluyendo, en ciertas ocasiones, un reconocimiento especial adicional. En veinte de ellas, los ganadores reciben un certificado y 10 mil dólares en efectivo, mientras que el ganador en la categoría de servicio público del concurso de periodismo obtiene una medalla de oro.
Y en ese exclusivo club ahora figura el nombre del hondureño Marcio Sánchez. Él nació el 3 de octubre de 1970 en San Pedro Sula y vivió en la colonia Fesitranh, allí cursó su primaria en la Escuela José Trinidad Cabañas e inició su educación media en el Instituto Primero de Mayo.
Mientras charlaba con Proceso Digital, rememoró una infancia feliz, sin problemas y ni preocupaciones, rodeada de amigos y familiares en una época alejada de las ansiedades.
Marcio tiene seis hermanos -uno ya fallecido-. Su padre murió en 2015 y su madre, Martha Claros, vive en Santa Clarita en la ciudad de Los Ángeles, EE. UU. Con su esposa Jennifer, tienen dos hijos: Noah (17) y Andrés (19).
A Jennifer la conoció mediante la fotografía, en las aulas universitarias. Viven una vida con prosperidad y muchos amigos.
Lamentó que por sus ocupaciones no tiene tiempo de seguir muy de cerca lo que sucede en Honduras.
Su pasión por la fotografía
Contó que su amor al periodismo comenzó en una hamaca en el patio trasero de su casa en la colonia Fesitranh, donde leía hasta tres periódicos diarios. Esa pasión le llevó a escudriñar la parte gráfica y el diseño de los tabloides sin pensar que en un futuro se dedicaría a la fotografía.
Reveló que tuvo la suerte de viajar a EE. UU. en forma regular, junto a sus familiares. Emigró a los 13 años, tras cursar el primer año de ciclo común en Honduras.
Tras concluir su educación media (high school), estudió periodismo en la Universidad de San José, California, donde egresó en 1994 de la licenciatura en periodismo con énfasis en fotografía.
Fue uno de sus hermanos quien le regaló una modesta cámara fotográfica, luego de sostener una plática en la que le había comentado su deseo de ser fotoperiodista.
“Le dije que quería ser fotoperiodista y me contestó que el mejor regalo que me podía dar era mi primera cámara, entonces me llevó a la tienda y me la compró”, compartió.
Expresó que EE. UU., cuando llevan su segundo año, como parte de su pensum, aprovechó el verano para cursar una especie de práctica en un periódico como estudiante pasante de la carrera, fue así que estuvo en tres salas de redacción como parte de los requerimientos académicos.
“Cuando me gradué tenía la experiencia de haber trabajado en tres distintas salas de redacción, fue así como adquirí esa ventaja de obtener mucha experiencia como fotoperiodista”, describió.
Casi dos décadas en el periodismo
El entrevistado tiene 19 años de laborar con la agencia de noticias Associated Press (AP), primero radicado en la ciudad de San Francisco por 16 años y trasladado a Los Ángeles hace 3 años, donde reside en la actualidad.
Desglosó que un fotoperiodista en EE. UU. debe ser completo: productor, entrevistador, escritor, presentador audiovisual, entre otras cualidades.
Comentó que toma entre tres mil y cuatro mil fotografías diarias.
La fotografía del Pulitzer
Refirió que la fotografía galardonada con el premio Pulitzer fue tomada durante los disturbios raciales en la ciudad de Portland, Oregón, en el oeste de Estados Unidos, por la muerte de George Floyd a manos de un policía.
Narró que logró capturar la imagen durante las protestas sociales en un momento duro y complicado por la presencia de la pandemia de COVID-19.
“La cobertura mía comenzó en Los Ángeles, pero después de tres días de violencia y saqueos, las cosas se fueron apaciguando en la ciudad. La cosa empeoró en Portland y me enviaron a cubrir los disturbios, ahí había un conflicto cada noche entre los agentes federales en las afueras de un tribunal de justicia y los manifestantes”, describió.
Recordó que esa noche los manifestantes lanzaron piedras, latas de frijoles, bombas molotov y todo lo que encontraban a su paso, mientras los agentes contestaban con gas lacrimógeno y balas de hule. “El momento de la captura de la imagen ganadora del Pulitzer, estaba una muchacha agachaba bajo una pared de acero que habían puesto los agentes como muro de contención contra los manifestantes, ella tenía puesta una cámara de gas queriéndose proteger del humo causado por las bombas”, reedito.
Marcio Sánchez detalló que luego que mostró la imagen a su compañero videografo, éste le comentó que al tratarse de un momento histórico para la nación y por el paquete de fotos captadas “se trataba de un momento Pulitzer, yo me reía y decía: ‘no, quítate, no hables de eso’ porque de verdad no lo creía.
Dijo que un día antes había tomado otra imagen y el compañero le había hecho el preludio que se trataba de un momento Pulitzer.
Confesó que generalmente sube las mejores imágenes a sus redes sociales y en ese paquete de fotografías más de alguien coincidió con su compañero videografo.
La imagen retrata el drama de un país donde el racismo y los abusos policiales están vivos.
Lo que incluye el premio
El premio será entregado este otoño en la Universidad de Columbia, New York. “Me han informado que es una medalla de oro. Fui galardonado en la categoría de noticias última hora que incluye a 10 fotógrafos que estaban en los disturbios raciales por la muerte de Floyd. Vamos a estar todos juntos para recibir el premio”, expresó.
Retrató el galardón del Pulitzer como “el principal momento y el más importante de mi carrera y no existe otro. Me quedé incrédulo, un premio es un premio y aunque siempre he dicho que no trabajo para ganar premios, el Pulitzer es algo diferente, es el premio principal de la carrera periodística en el planeta”.
Valoró que siempre hay que ser humilde y nunca perder el piso, “hoy estás con Lebron James, otro día con Kamala Harris, luego con Arnold Schwarzenegger y eso nunca para”, dijo sobre su trabajo.
Al ser consultado a quien va dirigido el galardón, respondió: “Este premio es del pueblo hondureño porque fue en Honduras, en la colonia Fesitranh, en la Escuela José Trinidad Cabañas y el Instituto Primero de Mayo, donde adquirí mis valores éticos y sociales, creo de todo corazón que sin ese proceso no hubiera llegado a este momento”.
Confesó que no tiene amigos fotógrafos en Honduras, pero gracias a su premio ahora los está conociendo y recibiendo llamadas y otro tipo de mensajes, “Dios me dio la oportunidad de conectarse con los compatriotas hondureños”.
A la pregunta si ya tomó su mejor fotografía, contestó: “definitivamente no”.
El hondureño radicado en Los Ángeles, del staff de AP y amante de Honduras hasta el tuétano disfruta conversar sobre su éxito pero su mirada sigue fija en “seguir buscando mi mejor imagen o la próxima que cause impacto, no sé si lo lograré, pero lo seguiré intentando”.
Dijo extrañar a la familia por parte de su madre, así como compañeros y amigos en la populosa colonia Fesitranh.
Cualidades del buen fotógrafo
El Pulitzer catracho indicó que todo buen fotoperiodista debe tener un poco de todo. Hay que ser curioso, estar informado, experiencia técnica avanzada y sobre todo tener la sensibilidad humana.
Citó el momento vivido por el fotógrafo Kevin Carter -premio Pulitzer en 1994 por la foto del buitre y la niña durante la hambruna en el sur de Sudán en 1993- en el sentido que “en la universidad nos dijeron: si usted quiere ayudar, busque un trabajo con la Cruz Roja, porque ese no es su trabajo, usted fue contratado para informar. Mi maestro me decía también que cuando viva ese momento que me muerda la lengua porque mi misión es capturar el momento para informar al público. Si me distraigo por querer ayudar, puedo perder el impacto de la imagen”.
El fotoperiodista tiene en su haber coberturas de los mundiales Sudáfrica 2014 y Brasil 2014, Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, así como desastres naturales, eventos políticos, tomas de posesión y coberturas especializadas.
Preguntado sobre alguna fotografía en particular que lo haya marcado, respondió que no específicamente una imagen, pero sí una cobertura como lo fueron los disturbios sociales por la muerte de George Floyd. “Aquí toda la gente salió a las calles y no solo los afrodescendientes, eso me impactó mucho. Ese hecho marcó un cambio en las relaciones entre la Policía y el ciudadano, por eso creo más en el conjunto de imágenes y no en una en especial”.
A las futuras generaciones de fotoperiodistas, recomendó que hagan su mejor esfuerzo en cada cobertura, ya sea un evento de cultura, un suceso deportivo y el más grande de los acontecimientos, “es importante tener pasión sin importar el evento, ahí radica el éxito”.
Contó que en sus inicios se concentraba mucho en los eventos planeados, es decir ir hoy a un juego de béisbol, mañana a otro de fútbol y luego al básquetbol, pero las protestas por la muerte de Floyd cambiaron esa concepción. Ahora pienso que la crisis socioeconómica y la crisis racial en este país es la cosa más importante que nos tiene que ocurrir como periodista”.
Expresó que sueña con cubrir el fenómeno de las caravanas de migrantes.
“Siento tristeza cuando veo esos ríos de gente, muchos de ellos fueron mis compañeros en Honduras. Ahora tengo muchos colegas que pasaron por el drama de la ruta migratoria, es algo muy triste”, exteriorizó.
Puntualizó que pensará en el retiro cuando ya no sienta pasión por el fotoperiodismo, aunque exageró afirmando que “eso será hasta que muera. Me preparo físicamente y no estoy viejo, me cuido porque siento la responsabilidad de cuidar el equipaje todos los días, además de los kilómetros que tenemos que recorrer día con día”.
Sánchez envió un mensaje a sus compatriotas: “comparto este galardón con ustedes, este premio es de ustedes, como dije anteriormente: sin mi Honduras no lo hubiera logrado, sin la razón por la que soy catracho, no ocurre esto, entonces lo comparto con ustedes”, dijo con la voz partida, el sentimiento a flor de piel y el alma regocijada.
Marció enmudeció, ningún otro sentimiento profanó ese sentimiento vertido desde el fondo de sus entrañas, el mismo que le indica cuando es el momento de disparar el flash para lograr otra gran instantánea.