Tegucigalpa, (Proceso Digital/Por Lilian Bonilla)– En Honduras el total de la población está enfrascada entre los problemas estructurales de país, más la crisis por la pandemia del COVID-19, que es una dificultad nunca vista, tan profunda por la fragilidad del sistema sanitario y como un complemento especialmente sensible, aunado a ello, el cercano y discorde proceso electoral de noviembre próximo. Enmedio de todo esto ¿quién se está acordando de los jóvenes?
De acuerdo con estadísticas demográficas, Honduras hoy tiene un 30% de población joven y tendrá para el 2045 la mayor cantidad de personas en edad productiva de su historia, lo que es indicativo que toda esta población está en etapa de formación o debería estarlo.
Con la actual pandemia los jóvenes han perdido su rutina y con ella gran parte de la convivencia y de su vida social en una etapa donde los amigos, el compañerismo, los maestros, los campus escolares, colegiales y universitarios, así como las instalaciones deportivas, entre otros, son la esencia de la coexistencia.
La vida de los jóvenes y adolescentes en Honduras hoy se reduce a las pantallas de los dispositivos, cuando tienen la suerte de tener acceso al Internet, y a la convivencia únicamente con los miembros de cada familia quienes a su vez también están atravesando por este difícil contexto y la mayoría trabajando, sin tiempo para ocuparse de ellos.
También hay muchos en las calles, pero sin brújula con las escuelas y las universidades cerradas físicamente así como con la marcada desocupación.
Hoy muchos jóvenes se encuentran aburridos y poco entusiasmados, al no tener clases presenciales muchos han optado por buscar trabajo, pero se encuentran con que tampoco es una opción porque las oportunidades son muy pocas o casi nulas, así se registra en reportes de mayor migración en este segmento de la población y las alarmas indican que hay una seria necesidad de invertir en los jóvenes.
Las estadísticas son reveladoras
En Honduras ya había un estancamiento en el área laboral para los jóvenes siendo un grupo de los más afectados por el desempleo y subempleo, y con la pandemia se ha agudizado, ¿Cuáles son los principales factores que influyen en este rezago?
El problema del subempleo se ha venido agravando en los últimos años y se ha manifestado principalmente en los de menor edad.
Los datos de la encuesta de hogares del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, revelan que del total de subempleados (visibles e invisibles) que se reportaron en el 2020 (2,582,525 personas), el 40 % son jóvenes entre 15 y 30 años. Es decir, que, de cada 10 jóvenes ocupados, cuatro están trabajando en condición de informalidad.
Mientras el boletín de Mercado Laboral recientemente publicado por el COHEP, indica que en Honduras los jóvenes NINIS (jóvenes entre 12 y 30 años que Ni Estudian, Ni Trabajan), sumaron 865,454 para finales de 2019 y de estos el 79% son mujeres, dado que muchas veces los embarazos prematuros las obligan a no trabajar ni estudiar, volviéndolas cada vez más vulnerable.
Asimismo, datos de la encuesta Hogares del 2020, indican que del total de desempleados (447,774) el 61 % son jóvenes entre 15 y 30 años, es decir que, de cada 10 desempleados, seis son jóvenes. Además, se estima que del total de la población 2,091,813 son jóvenes viviendo en condición de pobreza y pobreza extrema.
Según Yeny Antúnez, oficial de Política Económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, (Cohep), “lastimosamente los más afectados continúan siendo los jóvenes”. Los principales factores que influyen en este rezago han sido los niveles de corrupción, la burocracia, carga fiscal, democracia-gobernanza y los bajos niveles de logro educativo, particularmente en áreas rurales, opinó.
También, refirió que, de acuerdo con el diagnóstico de sistemas de mercado que publicó el COHEP en conjunto con la academia y cooperación, se encontró que, en el 2020, las empresas invierten menos, crecen menos, crean menos empleos y tienen menos confianza en el crecimiento futuro.
“Este entorno poco favorable para la inversión tiene un impacto directo en nuestro ya deteriorado mercado laboral, donde cada vez son más escasas las ofertas de trabajo”, reconoció.
Las dos caras del desempleo en los jóvenes
Hay dos caras vinculadas con el desempleo en los jóvenes: que no están preparados y que están sobrecalificados; lo común es que ambos extremos crean desesperanza en la juventud y de ahí su impulso para migrar, aunque sea de forma irregular y también incide en la fuga de talentos.
“Evidentemente, estos dos extremos que enfrentamos como sociedad hondureña han propiciado los altos índices de migración y que el aumento de las personas desalentadas en nuestro país sea cada vez más alarmante” dijo Yeny Antúnez, a Proceso Digital.
“Los desalentados no tienen empleo y no buscan activamente uno, porque piensan que no lo encontrarán y dentro de este grupo se encuentran los dos extremos, jóvenes muy cualificados y jóvenes sin competencias para incorporarse al mercado”, apostilló.
¿Y la Política Nacional de Empleo de Honduras?
En ese sentido la ejecutiva del Cohep, anotó que es importante que el Estado retome y actualice la Política Nacional de Empleo de Honduras que fue aprobada en el 2017, y que busca propiciar las condiciones necesarias para generar trabajos dignos y productivos.
Es propicio recordar que los pilares de esta política son: La competitividad; la generación de empleos; el desarrollo del capital humano y la creación de un clima favorable para empresas sostenibles.
En ese sentido, para el sector privado es necesario que se creen las condiciones y el clima propicio que incentive la inversión y con ello aumenten los niveles de empleabilidad, continuó la entrevistada.
La raíz del problema está muy arraigada
Pero el problema del rezago en los jóvenes pone en peligro a una generación, es decir que los jóvenes se conviertan en lo que algunos especialistas ya están llamando “una generación perdida”.
Y es que viviendo en una “sociedad liquida” como lo planteó el sociólogo Zygmunt Bauman, es preciso la adaptación a los cambios, sin embargo, para enfrentar esos movimientos vertiginosos, los jóvenes precisan también de herramientas, entonces caben interrogantes, como ¿qué está haciendo el Estado y la sociedad misma para procurar que esta generación no se pierda?, y en unos años Honduras pueda contar con una población económicamente activa, capaz de aportar al desarrollo del país.
Entonces cómo se están preparando los ciudadanos del país, desde su entorno social y familiar, desde su educación básica hasta su formación técnica y universitaria, pues sin duda alguna es aquí donde el problema tiene largas raíces de deficiencia. No es un secreto que Honduras tiene un gran rezago en educación que se ha agudizado con la pandemia, y que decir de la pobreza y pobreza extrema cuyas cifras son alarmantes y ya tocan a más del 70% de la población.
¿Están egresando los jóvenes de sus carreras con las competencias requeridas por las empresas, o se necesita hacer ajustes en las universidades, incluso nuevas carreras?, consultó Proceso Digital, a la representante del Cohep.
-Sin duda alguna, la educación y competencias de la mano de obra son fundamentales si se quiere mejorar la situación del mercado laboral. Efectivamente se requiere más jóvenes con carreras orientadas al área tecnológica y de innovación, así como nuevas competencias en el área técnica de los rubros textil, aeroportuario o turismo sostenible, entre otras, contestó.
Es por eso por lo que en la Estrategia de Empresas Sostenibles que presentó el Cohep este año, se ha incluido un capítulo específico de capital humano en donde se incluyen una serie de medidas y han establecido como meta la reducción del porcentaje de empresas hondureñas que identifican la “fuerza laboral con capacidad inadecuada” como una limitación importante para hacer negocios y la mejora en la matrícula universitaria de mujeres en carreras técnicas y científicas, agregó.
Seguidamente apuntó que la propuesta del sector privado principalmente consiste en aprobar la nueva Ley de Formación Profesional con un enfoque abierto e innovador de la capacitación profesional.
Agregó que la organización empresarial también ha propuesto cooperar con las Universidades para fortalecer la educación técnica universitaria asociada con la empleabilidad y que se remuevan todos los obstáculos que hay desde la etapa del diseño.
Además, estas han sido parte de las propuestas que se han entregado a los candidatos presidenciales en la Estrategia de Empresas Sostenibles, porque “si se requiere mejorar la capacidad y las habilidades de la fuerza laboral, por supuesto que se necesitan cambios profundos en el sistema educativo”, cerró.
COVID, el detonante para la deserción y el estancamiento
El rezago de los jóvenes se agudiza con la falta de clases presenciales en las universidades, porque si bien es cierto que de alguna manera con las clases virtuales se ha logrado sortear en gran medida la situación provocada por la pandemia; también es cierto que la falta de conectividad ha afectado a un gran porcentaje de estudiantes, particularmente del sistema público, en mayor medida a aquellos que son de tierra adentro.
Para el caso en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, (UNAH), en el 2020, antes de comenzar la pandemia, se había logrado una matrícula récord que superaba los 91 mil estudiantes, “la mayor matrícula que habíamos tenido en toda la historia de la universidad en un período dado” dijo el rector de la máxima casa de estudio Francisco Herrera.
“Sin embargo, con el tema de la pandemia nosotros nos vimos obligados a cerrar; el Consejo de Educación Superior, fue el primero en llamar a irnos al confinamiento y en ese primer periodo tuvimos que pasar de tener apenas mil aulas virtuales a tener 10 mil aulas virtuales, y en ese momento la matrícula nos bajó, la deserción fue alta porque los estudiantes tuvieron que retirarse de Ciudad Universitaria y de los centros universitarios regionales, tuvieron que irse a sus respectivas comunidades y evidentemente cómo se sabe tenemos en Honduras un déficit en relación a la conectividad rural, esto implicó que de una vez bajase la matrícula de 91, mil estudiantes y llegó a 77 mil estudiantes” detalló el rector de la UNAH.
Desde entonces la matrícula se ha mantenido en ese nivel, y de forma general en todas las universidades la disminución que ha habido en cuanto a la matrícula ha oscilado entre un 15% y un 20% por el tema de la dificultad para la conectividad han revelado las fuentes educativas oficiales.
Luego en algunas carreras el atraso ha sido enorme, como el caso de las de las ciencias de la salud, particularmente odontología, donde los muchachos que están en clases clínicas están básicamente parados, lo mismo se ha dado en la Universidad pedagógica Francisco Morazán (UPNFM), con algunas carreras que requieren laboratorios o prácticas presenciales.
Todas estas situaciones no son más que un estancamiento para jóvenes que ya tenían sus metas trazadas, y retomar y ponerse al día, todavía requerirá tiempo ya que el regreso es de forma progresiva, según lo permitan las circunstancias, reconocen las autoridades universitarias.
Un currículo pertinente acorde a las necesidades
Para mermar el riesgo de la deserción y que los jóvenes estén saliendo sin las competencias para enfrentar un mercado laboral, debe haber cambios y de eso ya hay conciencia en las universidades y se están tomando las medidas, aseguran autoridades.
“Nosotros estamos justo haciendo una reforma curricular, porque no solo por la crisis del COVID, sino que desde años anteriores las economías se están movilizando hacia la tecnología y requiriendo una serie de competencias profesionales entonces se hace un análisis y diagnósticos a profundidad con cada una de las universidades para poder ofertar otro tipo de formación profesional que estén vinculados al mundo del trabajo como una salida para que los jóvenes puedan aprovechar y no tengan estos problemas el campo laboral”, aseguró el rector de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), Hermes Alduvín Díaz.
Reconoció que el profesional demanda otras competencias que no se están ofreciendo en universidades y desde luego ya se ha discutido en el seno del Consejo Superior Universitario “qué es necesario implementar las tecnologías y el Estado debe asumir su responsabilidad para poner esos recursos a disposición de los estudiantes”.
Por ello se está haciendo toda una reforma curricular en función de cubrir todas las expectativas que plantea la agenda 2030 que plasma el objetivo de los ODS de Educación que se refiere a una educación de calidad, inclusiva y equitativa.
“Cuando hablamos de calidad estamos hablando que sea un currículo pertinente en función de las necesidades de la sociedad misma, por eso nosotros consideramos que hay que hacer lecturas apropiadas de qué, es lo que el campo laboral está demandando y en función de eso entonces generar esos tipos de formación especializada, que nos permitan una inserción laboral de los jóvenes de una manera más eficaz”.
Nuevos retos nuevas carreras
Por su parte el rector de la UNAH, Francisco Herrera, informó a Proceso Digital, que ya el Consejo Superior Universitario, está tomando medidas y hay una comisión activa “en la cual estamos trabajando para poder lograr que haya una oferta académica diferente novedosa y más de acorde con lo que el país necesita”.
En ese sentido se hacen las lecturas correspondientes sobre las nuevas herramientas que se requieren para hacer frente a un mercado laboral con nuevas tendencias.
Manifestó que en Honduras se aproximan nuevas oportunidades en la post pandemic, con nuevas obras de infraestructura de gran envergadura que vienen a crear otro tipo de mercados y por ende nuevos requerimientos laborales.
Mencionó el corredor logístico que conectará Puerto Cortés, la principal infraestructura portuaria de Honduras, con el Pacífico, y el nuevo aeropuerto de Palmerola en la zona central. “Todo esto significa nuevos mercados para Honduras”.
Destacó que por ejemplo en estos casos, “se requerirá capacitación en el tema de logística qué son áreas del conocimiento en las cuales no hemos tenido todavía una gran potencia a nivel nacional y que necesitamos tener cantidades de jóvenes que estén en la posibilidad de hacer logística”.
“Además de esto estamos preparándonos para la posibilidad de incrementar el rubro que tiene que ver con la producción acuífera, en el Centro Universitario Regional Del Litoral Pacífico (CURLP)”.
El rector Herrera, destacó que efectivamente es preciso enfocarse en otras áreas del conocimiento “no podemos nosotros continuar solamente ofreciendo las carreras tradicionales -que siempre tendrán que ofrecerse- pero si, la UNAH se prepara para tener nuevas ofertas académicas, por ejemplo las ingenierías, en las cuales ya podamos tener una oferta diferente, el caso de la Facultad de Ciencias Espaciales, está brindando la posibilidad ya de aeronáutica, una carrera novedosa y es una facultad que va en crecimiento y que realmente tendrá ofertas interesantes para plantearle a los hondureños”.
Jóvenes preocupados, piden que se tomen las mejores decisiones a nivel de Estado
Para Stephany Bernardeth Lanza Aguilar, egresada recientemente de su carrera universitaria en UNITEC, planteó sus preocupaciones como joven en cuanto al estancamiento en la educación sobre todo ahora durante la pandemia, anotó que el hecho de que las clases sean virtuales está limitando mucho a los niños y jóvenes particularmente del sector público.
“Considero que a nivel privado si se ha sabido manejar la situación aunque al inicio fue difícil, ya está normalizado y todo mundo está más consciente de que esta es una nueva forma por lo cual tenemos que aprender, sin embargo, tenemos el otro lado de la moneda con la educación a nivel público y a pesar de que los niños quieren aprender, a pesar de que los papás quieran que ellos aprendan, es muy complicado porque una educación en línea requiere de una conexión a Internet y no todos tienen esa posibilidad”, expresó.
La universitaria exteriorizó que también le preocupa la situación general del país, “me preocupa que debido a la situación que estamos viviendo, la economía del país se está viendo más afectada de lo que ya estaba, eso evidentemente ya está repercutiendo en la vida de muchas personas que han perdido su empleo, debido a eso muchos jóvenes no han podido seguir sus estudios”.
“También pensar en un futuro donde debamos buscar trabajo, se hace aún más difícil creer que podremos encontrar alguno. Además, el índice de pobreza va a aumentar, así como el aumento en la deserción escolar y más personas pasando hambre. Es una situación que ya estamos viviendo y la seguiremos viviendo, mientras no se tomen las decisiones correctas a nivel del Estado”.
La realidad de los universitarios de tierra adentro
Carlos Hernández, es un joven estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, y es de la zona rural, describe que la pandemia ha sido un problema mayor para los jóvenes que como él vienen de tierra adentro, y han regresado a sus hogares donde muchas veces el acceso a Internet de forma permanente no es factible, y muchos han abandonado las clases.
“De por sí ya se había perdido mucho tiempo en la “U” (UNAH), por los paros, con esto de la pandemia se viene a completar en total unos cinco periodos en los últimos años dependiendo de la carrera porque algunas han sido más afectadas que otras”.
Por otra parte, “uno busca trabajo y no encuentra, se de algunos amigos y conocidos que han decidido emigrar, para buscar otras oportunidades porque aquí está muy difícil”
Puntualizó con un deseo: “ojalá la situación se vaya normalizando porque la juventud está siendo muy afectada, pero aunque sé que es difícil pido a mis compañeros no desalentarse y tratar de aprovechar el tiempo en otras cosas positivas mientras regresamos a clases y los que pueden aprovechar virtualmente que lo hagan y a las autoridades solicitó tomar en cuenta todos los atrasos agilizar y que al regresar procuren la apertura de cupos suficientes de todas las clases para que no haya más atrasos”.
El rezago y la afectación en los jóvenes hondureños es clara, amenaza su desarrollo. El desafío prioritario es invertir para que ellos tengan acceso a una educación de calidad que le permita enfrentarse a las exigencias laborales y sociales, no solo como hondureños sino como ciudadanos del mundo tal como lo demanda la sociedad moderna. (lb)