Redacción Ciencia – Al ritmo de crecimiento actual de la población, el ser humano acabará «compartiendo» territorio con la fauna salvaje en un 57 % más del territorio hacia el año 2070, según un estudio recogido este miércoles en la revista Science Advances.

Para obtener datos como ese, los científicos han creado un índice de «solapamiento» entre humanos y fauna en el que combinan las estimaciones de expansión de la población y las distribuciones espaciales de 22.374 especies de anfibios, aves, mamíferos y reptiles.

En uno y otro caso, han tenido en cuenta los posibles desplazamientos previstos en los escenarios previstos de cambio climático y, en el caso de las personas, han valorado también proyecciones de desarrollo económico y demografía.

“El índice que hemos desarrollado nos dice que la mayoría de las tierras del planeta experimentarán un incremento de la superficie compartida entre el hombre y la fauna salvaje, más inducido por el crecimiento de la población que por los cambios en la distribución de las especies debidos al cambio climático”, ha señalado uno de los autores, el investigador de la universidad de Michigan, Degiang Ma.

En qué zonas

Las zonas donde se prevé que aumente más esta «convivencia» coinciden, con regiones donde la densidad de población humana y fauna salvaje ya es elevada, como China y la India.

Otras áreas donde se intensificará serán los bosques de África y América del Sur, dos zonas ricas en biodiversidad que se verían sometidas a “mayor presión en el futuro” de incrementarse los asentamientos humanos, han advertido los investigadores.

Según sus cálculos, la riqueza media de especies disminuirá en estas zonas de producirse ese mayor solapamiento.

En Sudamérica, las poblaciones de mamíferos experimentarían un declive del 33 %, las de anfibios un 45 %, la de reptiles un 40 % y la de aves un 37 %; mientras que en África, las de mamíferos caerían un 21 % y las de aves un 26 %.

El mayor «solapamiento» puede tener ventajas e inconvenientes, han avisado los autores: aumentarían las posibilidades de que surjan nuevas enfermedades transmitidas entre animales y humanos, y viceversa; la convivencia con determinadas especies salvajes aportaría beneficios importantes al hombre, como por ejemplo la reducción de plagas.

Nuevas estrategias de conservación

En cualquier caso, este índice de solapamiento aporta perspectivas valiosas «a planificadores urbanos, conservacionistas y gobiernos que han asumido compromisos internacionales de conservación», ya que «se requerirá de nuevas estrategias de protección de la biodiversidad», han subrayado los autores.

Mientras hasta ahora esas estrategias estaban más enfocadas a establecer zonas protegidas de acceso restringido para el hombre, esto se torna cada vez más complicado; por lo que «será imprescindible implicar a las comunidades locales en las acciones de conservación».

«En algunos lugares será realmente complicado que todo conviva a la vez: tierras de cultivo, zonas urbanas y hábitat y fauna salvaje, pero si empezamos a planificar ya con todas estas variables, podríamos establecer una coexistencia sostenible en el futuro», ha concluido otro de los autores, Neil Carter, investigador de la misma universidad.