Tegucigalpa – El arzobispo de Tegucigalpa, monseñor José Vicente Nácher, reflexionó en la homilía dominical que empieza a morir quien ya no cree en nada, ni nadie.
No obstante, parafraseó que “en Dios solo se puede creer, creer solo se puede en Dios”.
Dios es para nosotros el misterio más grande y más íntimo de nuestra existencia, por ello sólo se vive plenamente cuando se cree.
“Empieza a morir quien ya no cree en nada ni nadie. La fe no es una opción secundaria, o una decisión arbitraria, la fe es la participación en una realidad que nos supera, nos envuelve y nos sostiene”, externó.
El prelado agregó que el misterio de la Trinidad, es decir la creencia en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, no es una complicación, sino expresión de la sencillez perfecta de Dios. Nadie puede ser tan sencillo como Dios, apuntó.
“No hay nada que nos haga tan humanos como este Misterio de Dios. Por la sencilla razón que de “Él venimos y en Él existimos” y la auténtica humanidad es reflejo de la comunicación de Amor en la Santísima Trinidad”, razonó.
Por el Bautismo, Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo habita en nosotros, por ello en nosotros hay una capacidad de dar y de darnos, que ninguna otra criatura tiene ni tendrá, añadió.
Finalmente, exhortó a vivir trinitariamente, es decir, con fe, esperanza y amor.
“Vivir en el Misterio de Dios, es vivir en la tierra la gloria del cielo, donde alabaremos por siempre al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, en una alegría perfecta y sin fin”, cerró.
A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del santo evangelio según san Juan (3,16-18):
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.