París – La firma de origen español Balenciaga, hoy en manos del conglomerado de marcas de lujo Kering, rompió este miércoles su habitual silencio en redes sociales para divulgar información sobre la guerra en Ucrania, un gesto singular tras las críticas que ha recibido la industria del lujo en los últimos días.

«Estamos a favor de la paz y hemos donado al Programa Mundial de Alimentos para apoyar la ayuda humanitaria a refugiados ucranianos. Abriremos nuestras plataformas en los próximos días para comunicar y divulgar información sobre la situación en Ucrania», escribe Balenciaga en la única publicación que aparece ahora en su cuenta de Instagram, donde tiene más de 12 millones de seguidores.

En la misma, la marca, cuyo director creativo es el georgiano Demna Gvasalia, comparte un enlace para quienes deseen donar a dichos fondos de emergencia alimentaria.

En paralelo, el grupo Kering publicaba en Instagram una foto con el texto «Peace» (paz) en los colores de la bandera ucraniana.

«Para contribuir a los esfuerzos humanitarios y portar ayuda y apoyo a los refugiados ucranianos, Kering hará una donación importante a ACNUR, la agencia de refugiados de Naciones Unidas. Esperamos que este conflicto se resuelva de forma pacífica», escribió el grupo.

Por parte de LVMH, su competidor directo y el principal grupo mundial de marcas de lujo, el silencio sigue siendo norma.

En el desfile de Dior este martes no hubo ningún gesto que hiciera referencia a la guerra en una situación particularmente delicada para el grupo francés.

La Fundación Louis Vuitton, propiedad de Arnault, acoge hasta el próximo 3 de abril una de las exposiciones más políticas de los últimos años, la Colección Morozov, con más de 200 cuadros de arte moderno en un préstamo firmado directamente por el presidente ruso, Vladímir Putin.

Según el diario Le Monde, la Fundación no prevé anular de antemano la exposición y espera «ver la evolución del conflicto y lo que decidirá el Elíseo». Más de un millón de personas han acudido a ver la muestra desde finales de septiembre, prolongada en febrero por otros dos meses.

En un plano más personal, el empresario Antoine Arnault, hijo del propietario de LMVH, está casado con la modelo rusa Natalia Vodianova, que hace cinco días denunció en sus redes sociales «los recientes eventos en Ucrania» dedicando en particular unas palabras a las mujeres, que «serán quienes lleven la mayor carga de este conflicto».

Pese al respaldo, los comentarios de sus seguidores le pedían una reacción más contundente y la criticaron por hablar de un conflicto sin señalar realmente a la parte rusa.

CONCILIAR FANTASÍA Y REALIDAD

Balenciaga, que también está utilizando el apartado efímero de «Historias» para divulgar otras formas de ayuda, ha roto lo que en los primeros días de la Semana de la Moda de Milán, que se celebró la semana pasada, parecía un tabú.

Mientras algunas asistentes posaban en el exterior de los desfiles con carteles pidiendo la paz en Ucrania o solicitando a la OTAN cerrar el espacio aéreo en Ucrania para impedir bombardeos, en el interior, la pasarela se limitaba a seguir mostrando las colecciones otoño-invierno 2022/2023.

«En Marni nos llevaron a una nave industrial decorada en plan refugio nuclear. Posapocalíptico. Y los modelos desfilando con trapos básicamente. Me dio tal claustrofobia que tuve que salir pitando», cuenta a EFE un asistente.

Las críticas se han multiplicado dentro de la industria, aunque los analistas insisten en que Rusia representa un porcentaje menor de las ventas de estos grupos, entre un 2 % y un 5 %, en el caso de Kering.

Tan solo el último día de la pasarela, el diseñador Giorgio Armani, que hace dos años fue también el primero en reaccionar a la pandemia del coronavirus, cuyo inicio en Milán coincidió con la Semana de la Moda, decidió realizar su desfile en silencio en señal de respeto por los ucranianos.

En París, el tabú se ha ido resquebrajando. Este miércoles, la firma de Georgia Situationist dejó de lado su presentación, que tenía un formato virtual, para denunciar los bombardeos en Ucrania así como «la ocupación militar» de una parte del territorio georgiano.

Ayer, martes, la firma húngara Nanushka presentó su colección de forma solemne mientras un cuarteto de cuerda tocaba el himno nacional de Ucrania. La marca anunció además que va a cortar sus ventas con Rusia, aunque insistió en que su problema no es con el pueblo ruso, sino con la intervención del régimen.

«No queremos que otra generación crezca con el recuerdo de la guerra», dijo en Vogue el consejero delegado de la marca, Peter Baldaszti, refiriéndose a la represión de las tropas soviéticas de la llamada Primavera de Praga.