Tegucigalpa – Los cuchillos excéntricos de obsidiana que utilizaron los mayas han merecido un tributo del escultor hondureño Rafael Cáceres, con una hermosa exposición en el Museo de la Identidad Nacional (MIN), en Tegucigalpa, que además refleja una visión del artista en el tiempo y el espacio.
«La exposición ‘Los Excéntricos’ tiene tres connotaciones, primero pensamos en aquellos individuos que son excéntricos por personalidad, aquellos individuos que creemos que están locos, que son desquiciados», dijo Cáceres a Efe mientras mostraba su obra en una de las salas del MIN.
Agregó que la investigación le ha llevado a concluir que «los excéntricos no son locos. Son buenas personas, son creativos, son alegres, entusiasmados; entonces, toda esa paradoja se da aquí».
«Los excéntricos salen a la vida, pueden hacerlo con un traje verde y rojo, y les importa poco, esa es la primera connotación; la segunda, es el homenaje a los cuchillos excéntricos mayas, y la tercera es hacia la vida que se torna excéntrica en nosotros», señaló el escultor, quien además es pintor y muralista.
Una de las 29 piezas que conforman la muestra lleva por nombre «Big Bang», cuyas cuatro esquinas guardan un equilibrio con una formación perfecta, pero en transcurso se va torciendo como él quiere, siempre en orden y radiante hasta llegar a la explosión, de la que no sale fuego, sino el agua, representada en color azul.
Otra de las obras, moldeada en arcilla, es de forma circular y representa «El día y la noche», con una cara oscura y otra clara, y un poco de vidrio en color azul, «simbolizando el agua, que es la vida», dice el maestro Cáceres, de 62 años, quien a temprana edad descubrió su amor por el dibujo, la escultura y la pintura.
Ver ternura en un guerrero es muy difícil, pero eso Cáceres lo logra en otra escultura.
«Se trata de un guerrero que se va a sentar y posiblemente va a hablar con un niño, pero después de que hable con el niño va a ir a hacer la guerra, esa es la paradoja», indicó el escultor, graduado por la Escuela Nacional de Bellas Artes, de Tegucigalpa, en la que además ha sido docente.
Hacer un cuchillo de forma circular es imposible, pero no para el artista, quien ha elaborado uno con esa característica doblándolo y poniéndolo como ha querido, «porque así son los excéntricos, ponen la vida como ellos quieren, por eso la forma del cuchillo».
De las 29 piezas que conforman la muestra, 26 son de caballete y tres de relieve, sobresaliendo, entre otras, una con dos personajes vivos que representan el canal de los mensajes, la comunicación que se da entre dos seres humanos, con la literatura como medio.
«Así pienso yo que es como va creándose la comunicación entre los seres vivos», añade el también graduado por la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, como profesor de Educación Media en Artes Plásticas, y licenciado en Administración Curricular en Ciencias de la Educación, por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), quien ha expuesto en Costa Rica, Cuba, España e Italia.
En la obra «Yacen», Cáceres muestra a un personaje maya, que no es ninguna deidad, ni rey, sino un ser humano corriente que podría estar muerto, con todos sus elementos, con sus pedernales hechos de obsidiana, pero que soñaba con una vida fuera de este mundo y seguía jugando con sus piezas de obsidiana.
En otra pieza, el barro y otros materiales con las múltiples formas que les dio el escultor, están representados «Los Excéntricos», que pueden ser de diferentes formas geométricas, que no tienen centro común, sino diferentes centros.
La obra muestra dos círculos que se circunscriben a una línea, con unos círculos excéntricos a los lados y un personaje que está en una danza completa con piezas de obsidiana y un marcado e importante sentimiento plasmado por el artista en un corazón verde.
«Los mayas tuvieron un equilibrio en un momento dado a cerca del cosmos, de la vida, del medioambiente. Lo cuidaron, circunstancias ajenas a ellos los hicieron emigrar. Ellos quisieron tener un mundo totalmente equilibrado y este es el corazón verde. Este es como un llamado, aunque nuestros antepasados nos obligan a mantener un equilibrio de ese sistema», acotó Cáceres.
Retirado de las aulas de la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde compartió sus conocimientos con sus alumnos durante más de 30 años, Cáceres sigue trabajando en nuevos proyectos para el próximo año y el 2021, cuando su país recordará 200 años de su independencia de la Corona española.
Con su exposición, Cáceres pretende «hacer un rescate artístico del adjetivo calificativo que oficialmente designa a aquellas personas que, con su conocimiento, demuestran haberse salido de su centro».
De las obras de Cáceres, el maestro Rúdrico Ernesto Argueta, deduce «con claridad dos criterios como eje de pensamiento en esta muestra: el elaborado diseño y el dominio técnico aplicado en todas y cada una de las terracotas esmaltadas aquí expuestas».
Cáceres resaltó la importancia que ha tenido para su exposición el aporte de la Casa Taller Sindamanoy, en cuyos hornos de leña, a temperaturas entre los 850 y 900 grados, se fundieron la arcilla, la resina, el poliéster, el vidrio y otros materiales afines de una de las mejores muestras de escultura mostradas este año por el MIN, que el publico podrá seguir admirando hasta el 24 de noviembre.