Madrid.– El ministro español de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, subrayó este jueves la respuesta «sin precedentes» que está dando Europa a la crisis de los refugiados ucranianos frente a lo ocurrido en 2015 y 2016, cuando unos dos millones de sirios llegaron a suelo europeo.

«Faltaba consenso a nivel europeo y esta vez ha habido consenso. España siempre está entre los países que lideran que Europa tenga un marco de asilo y de migraciones lo más generoso posible y con la mayor implicación en términos de solidaridad», señaló Escrivá en una entrevista con EFE.

El ministro reconoce que el éxodo ucraniano ha puesto a prueba el sistema de acogida y asilo no solo de Europa, también de España, que se encuentra ante un importante «reto» con los alrededor de 120.000 ucranianos que el Gobierno calcula que ya están en el país.

Desde que estalló la guerra y Europa activó la directiva de protección temporal, que garantiza a los desplazados permiso de residencia y trabajo y acceso a la sanidad, la educación y ayudas económicas, se han tramitado en España en poco más de un mes unas 60.000 solicitudes y otros 35.000 ucranianos tienen ya cita previa, por lo que en los próximos días unas 95.000 personas contarán con esta vía de protección.

El pico de llegadas se produjo a mediados de marzo y desde entonces se ha desacelerado «muchísimo», explica Escrivá.

Igual que elogia la respuesta de España con el pueblo ucraniano en la acogida de refugiados, el ministro español también reclama esa misma solidaridad con los miles de menores no acompañados que se encuentran bajo la tutela del Canarias y de la ciudad norteafricana de Ceuta, dos de los puntos calientes de llegadas de inmigrantes indocumentados desde el Mediterráneo.

«Si en Europa España está defendiendo un binomio de responsabilidad y solidaridad, ese binomio lo tenemos que trasladar también internamente», afirma.

OPTIMISTA ANTE LA NUEVA ETAPA CON MARRUECOS

Al margen de la gestión de los flujos de refugiados ucranianos, Escrivá se muestra optimista al analizar el impacto de la nueva etapa de las relaciones entre España y Marruecos, convencido de que unas relaciones «engrasadas» y con «mucha lealtad» son clave para reducir la llegada de indocumentados a Canarias, el sur de la península y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, ambas en el norte de África.

Destaca en este contexto la importancia de que se hayan retomado las devoluciones de los marroquíes que llegan irregularmente a las costas españolas, prácticamente paralizadas durante la pandemia.

«El retorno de los marroquíes que llegan a España ilegalmente creo que es un mecanismo muy eficaz sinceramente para desincentivar las llegadas», afirma.

No tiene información sobre un posible aumento de flujos desde Argelia y asume que seguirán llegando «pateras» – como se conoce a las embarcaciones precarias en las que viajan los migrantes – porque las mafias continuarán operando y porque los factores que empujan a miles de personas a dejar África no van a desaparecer.