San Sebastián (España) – La ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, defendió este sábado un «gran pacto europeo» en materia migratoria, un asunto que «no puede ser gestionado desde la unilateralidad», sino desde la solidaridad y «trabajando con los socios del sur de Europa».
González Laya participó hoy en un debate con motivo de la conmemoración de los 135 años de la fundación de la primera agrupación del Partido Socialista español en la región del País Vasco (norte).
La jefa de la Diplomacia española situó el movimiento migratorio como uno de los grandes retos a los que debe hacer frente la Unión Europea (UE), e insistió en que la respuesta debe darse «desde la responsabilidad y la solidaridad».
En este sentido, remarcó que los socialistas españoles «empujan» desde Europa para construir un «gran pacto por la migración y asilo» que luche «sin cuartel» contra las mafias que «trafican con la desgracia humana», pero que también se «abran vías seguras, legales y ordenadas» para que los migrantes puedan también llegar a España.
«No hay que criminalizar la inmigración, hay que ordenarla, hay que sacarla de las manos de las actividades criminales», subrayó.
Para ello, añadió, hay que trabajar por ese «gran pacto» que también respete los compromisos humanitarios con los refugiados y los asilados, un ámbito en el que los socialistas «no van a negociar nada» porque son respetuosos con la ley internacional.
«Pero lo vamos a hacer trabajando con nuestros socios -insistió-, porque no podemos gestionar la migración solamente erigiendo muros, sino trabajando con nuestros socios, empezando con los de la vecindad sur de la Unión Europea, con Marruecos, Argelia, Túnez y Libia».
España soporta una gran presión migratoria; el año pasado llegaron de manera irregular 23.000 personas a las islas atlánticas de Canarias en embarcaciones precarias procedentes del continente africano.
Los primeros días de esta semana entraron otras 8.000 en la ciudad norteafricana española de Ceuta desde Marruecos, principalmente a nado, de las que unas 6.500 han retornado.
Esa llegada masiva recrudeció la crisis diplomática entre los Gobiernos de ambos países, originada por la entrada en España del líder del Polisario, Brahim Ghali, para recibir asistencia médica en un hospital.