Cuatro jóvenes hondureños caminan hacia territorio mexicano con la bandera de Honduras después de pasar la frontera de Guatemala. EFE

Tapachula (México) – La inquietud y la esperanza crecen en la frontera de México con Centroamérica una semana después del anuncio de Washington sobre un nuevo espacio en el sur mexicano para procesar solicitudes de refugio y de empleo de migrantes que buscan ir a Estados Unidos.

Mientras algunos migrantes confían en conseguir su meta de migrar a Estados Unidos, activistas rechazan el próximo “espacio internacional multipropósito” del Gobierno mexicano en Tapachula, en la frontera sur, porque «denigra» a los migrantes con nuevas cargas burocráticas.

El cubano Dadier Hernández Morfin expresó a EFE que espera que este centro ayude a llegar a Estados Unidos por las vías legales, y termine con los riesgos y el drama que pasan los migrantes en su éxodo.

“A través de eso podríamos cumplir las metas, los sueños que hemos trazado en la vida, que todo el sacrificio no sea en vano, porque nos ayuda mucho en llegar a los Estados Unidos con facilidad», aseveró.

«Asimismo, (disminuirían) los riesgos de perder la vida (para migrantes), que los secuestren, que los maten, que les quiten el dinero en el camino y los torturen”, añadió.

 ACTIVISTAS CUESTIONAN EL CENTRO MIGRATORIO    

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, confirmó el martes un acuerdo con Estados Unidos para que ese Gobierno acepte solicitudes de asilo de migrantes que ya están en México, que a su vez instalará un “espacio internacional multipropósito” en el sur del país para atender a migrantes.

Estados Unidos anunció la semana pasada que aceptará peticiones de asilo de nacionales de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela que ya están en México a la espera de cruzar a Estados Unidos, un acuerdo tras una reunión en Ciudad de México entre una delegación estadounidense y López Obrador.

Pese a la novedad, el activista Luis Rey García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), argumentó que los albergues son «denigrantes», por lo que cuestionó la utilidad del nuevo centro, que consideró una imposición de Estados Unidos.

“El Gobierno federal (mexicano) aún no define si esto es verdad o no es verdad. Nosotros creemos que la política migratoria de Estados Unidos es impositiva, ellos siempre quieren imponer, lo único que puede hacer el Gobierno federal es darles trabajo a los que quieran trabajar», sostuvo.

En tanto, Rafael Alegría López, defensor de los derechos de los migrantes, remarcó que un centro de esta magnitud debe ser prioritario porque Tapachula se ha convertido en «una cárcel migratoria» por la corrupción y violación de derechos humanos que padecen los migrantes.

“Los flujos migratorios que hoy vive la ciudad crecen día con día. Llegan 300, 400, 800, 2000, 3,000 o 4,000 de diversas nacionalidades, por lo cual se debería hacer un control desde la entrada al país», indicó.

El activista pidió al Gobierno de López Obrador cumplir su promesa de dar empleo a los migrantes, como el presidente reiteró esta semana.

«Este albergue pudiera ser una buena intención del Gobierno, pero por otro lado preocupa que, al concentrarse el mayor flujo migratorio, se encarecen los servicios”, consideró.

 EL PELIGRO DE MIGRAR PERMANECE

La secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, visitó el jueves Tapachula, donde avisó que aún no hay detalles definitivos sobre el sitio, donde también espera la colaboración de la ONU y otros organismos internacionales para tratar de manera digna a migrantes.

Pero García Villagrán comentó que, con el nuevo centro, le ponen “el gallinero a los zorros”, en referencia a que los traficantes de personas o «polleros» y el crimen organizado lo usarán para aprovecharse de los migrantes.

Pero el guatemalteco Douglas Brayan Velázquez, a quien Estados Unidos ha deportado cuatro veces, manifestó que intentará de nuevo aventurarse a pesar de los riesgos.

“Al Gobierno de Estados Unidos le pediría que se portara mejor con nosotros porque nos tratan como criminales, cuando nos entregamos a Migración. Para ellos no somos emigrantes, sino criminales, la verdad lo sentimos duro», indicó.