Personas pasan por centros de pruebas rápidas de COVID-19 en Miami Beach, este 23 de julio de 2020. EFE/Cristóbal Herrera

Washington – Estados Unidos, el país del mundo más afectado por la pandemia de la COVID-19, superó este jueves los 4 millones de casos confirmados de coronavirus, en medio de un repunte en varios estados, como California, Arizona, Texas y Florida.

Según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins, EE.UU. ha registrado hasta ahora un total de 4.005.414 contagios y 143.820 fallecidos.

En los últimos días, el país ha registrado una media superior a los 60.000 contagios diarios y ha rebasado las 1.000 muertes diarias, algo que no ocurría desde junio.

Ante el preocupante repunte, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha cambiado el tono recientemente al advertir que la pandemia del coronavirus «empeorará» en el país e insistió a la ciudadanía en el uso de las mascarillas, algo a lo que se había resistido hasta ahora.

«Obtengan una mascarilla. Les guste o no la mascarilla, tienen un impacto. Y necesitamos (hacer) todo lo que podamos», afirmó el presidente este martes, quien además instó a los jóvenes a «ser seguros y ser inteligentes» y evitar bares llenos y grandes concentraciones.

Se trata de un giro radical del discurso del mandatario, que hasta hace unos días llamaba a la rápida reactivación económica y libraba una guerra cultural contra las mascarillas.

El balance provisional de fallecidos -143.820- ha superado ya con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a causa de la pandemia.

El presidente Trump rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50.000 y los 60.000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110.000 muertos, un número que también se ha superado.

Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que Estados Unidos llegará al mes de octubre con unos 200.000 muertos y que para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre podría rozar los 220.000.