La investigación, que se publicará a lo largo de la primavera en la revista "Theory & Research in Social Education", analizó los verbos utilizados en tres de los principales libros de texto de las escuelas de Florida, así como en el contexto en el que se usaron y su connotación respecto al tema del que hablaban. EFE/Felipe Guerra/Archivo

Miami – Un estudio realizado por la Universidad de Miami muestra los sesgos verbales contra los latinos en los libros de texto de Historia que estudian los jóvenes de 16 a 17 años de la escuela pública, y muestra cómo las elecciones de los autores «refuerzan el poder de Estados Unidos y sus relaciones con los hispanos, comunidades y naciones».

«Exponer a aquellos estudiantes que históricamente han sido marginados a este tipo de narrativas dominantes sin la oportunidad de abordar estos textos de forma crítica afecta su sentido de pertenencia», señaló a Efe uno de los autores del estudio, Edgar Díaz.

La investigación, que se publicará a lo largo de la primavera en la revista «Theory & Research in Social Education», analizó los verbos utilizados en tres de los principales libros de texto de las escuelas de Florida, así como en el contexto en el que se usaron y su connotación respecto al tema del que hablaban.

Un ejemplo de estos sesgos discriminatorios que encontró Díaz a lo largo de su análisis fue en la batalla de Columbus (Nuevo México) que en 1916 enfrentó a las tropas del revolucionario mexicano Pancho Villa contra las fuerzas estadounidenses.

Al tratar este conflicto los autores señalan a los latinos como los adversarios de los Estados Unidos y como los únicos responsables de la violencia allí ocurrida, por lo que se ofrece al alumno «una sola perspectiva de la Historia».

Del mismo modo, a través de los verbos Estados Unidos se presenta como el país más influyente y dominante capaz de persuadir a otras naciones para apoyar su causa, mientras que otros como Haití se presentan como estados que se «doblegan ante la voluntad estadounidense».

Una situación que se muestra en uno de los libros de texto cuando Estados Unidos usa «su influencia» para convencer a las Naciones Unidas de que imponga un embargo comercial a Haití en 1994, y en uno de los libros de texto indican que el expresidente George Bush (1989-1993) convence al gobernante del país para «que se eche a un lado».

Durante su infancia en California, Díaz descubrió también que los libros de texto en los Estados Unidos mencionaban muy vagamente a las personas latinas y su cultura, y en caso de mencionarlos, lo hacían en términos peyorativos.

Díaz, que también trabajó para la organización sin ánimo de lucro «Teach for America», dio clases de Historia a estudiantes de origen haitiano del colegio Miami Edison Senior High, y allí descubrió que apenas se les mencionaba la Revolución de Haití de finales del siglo XVIII.

Por ello, cambió el temario y durante semanas los estudiantes pudieran conocer más sobre el legado de sus antepasados, y fue entonces cuando decidió estudiar el vínculo entre los libros de texto y los posibles sesgos verbales en ellos.

A esta situación se le sumó la crisis de los refugiados en América Central y la financiación del muro en la frontera, por lo que este investigador de padres mexicanos se preguntó «qué alentaba esa xenofobia e ideologías racistas» en los Estados Unidos.

«Mis experiencias pasadas y la atmósfera política actual me llevaron a investigar cómo la Historia está siendo contada, y qué elecciones lingüísticas están haciendo los autores para contarla», indicó Díaz.

Este estudio ofrece una «nueva perspectiva» para que los alumnos y profesores «interpreten los libros de texto y el lenguaje» de forma que vean cómo estos sesgos les posicionan y lo que puede significar para sus propias experiencias personales.

Junto con el profesor Matthew Deroo analizó tres libros de texto: «The Americans», «Florida: United States history and geography» y «Florida: United States history».

Para evitar esta forma de discriminación, Díaz propone que los profesores abran debates con sus estudiantes sobre el poder y la raza, así como en el uso que hacemos del lenguaje para entender por qué «algunas historias están siendo marginadas o pasadas por alto».

«Espero que este trabajo pueda cambiar el discurso dominante en las escuelas, especialmente el de los planes de estudios, para que los estudiantes actuales y futuros no tengan que preguntarse por qué sus historias e Historia son menos valoradas y representadas», concluyó.