El expresidente de Bolivia Evo Morales saluda a su llegada este martes al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (México). EFE/ Mario Guzmán

México – Evo Morales, quien renunció el domingo a la Presidencia boliviana, llegó este martes a México como asilado en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana que partió anoche de Bolivia e hizo una escala en Paraguay antes de emprender una complicada ruta por la región.

Morales, quien recibió asilo de México por «razones humanitarias» y al considerar que su vida corre peligro, aterrizó en el hangar Sexto Grupo Aéreo Internacional, antiguamente el hangar presidencial, del aeropuerto de la Ciudad de México sobre las 11.15 hora local (17.15 GMT).

Al llegar al aeropuerto de la capital mexicana, Morales saludó con la mano nada más poner un pie fuera del avión y fue recibido por el canciller mexicano, Marcelo Ebrard.

Se acompaña del vicepresidente de Bolivia, quien también ha renunciado, Álvaro García Linera.

Ebrard le dio su más «cordial bienvenida» a Evo Morales y su comitiva en un día de «alegría» por lograr dar asilo a Morales.

En una primeras palabras, Morales, visiblemente cansado, tachó de «golpe de Estado» lo acontecido en Bolivia tras las elecciones del 20 de octubre.

Unos 200 periodistas se concentraban en el antiguo hangar presidencial de la Ciudad de México, algunos después de haber pasado la noche allí, para esperar la llegada de Evo Morales.

Antes de acceder a la zona habilitada por el personal del aeropuerto, en la fila de espera, los teléfonos se llenaron de aplicaciones con radares aéreos para tratar de localizar el avión en el que viajaba Morales.

Esto, junto con la demora del aterrizaje, previsto en un principio unas dos horas antes, contribuyó a que se extendieran los rumores de una posible llegada a otro punto del país.

Paralelamente, en las cercanías de la terminal aérea se produce este martes una tensa protesta de policías federales contrarios a la creación de la Guardia Nacional, un nuevo cuerpo de seguridad impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Finalmente, aterrizó el avión Gulfstream modelo G550 que México envió para trasladar a Morales, que partió desde Bolivia anoche y tuvo que dirigirse en primera instancia a Paraguay.

La escala de varias horas en Paraguay le permitió al Gobierno de México el tiempo para conseguir los permisos para sobrevolar Brasil y Perú, además de cargar de combustible la aeronave antes de reiniciar su vuelo.

Este martes, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, calificó de «periplo por diferentes espacios y decisiones políticas» la ruta seguida por el avión de la Fuerza Aérea Mexicana.

El Gobierno de México le concedió el asilo a Morales por razones humanitarias «en virtud de la urgencia que afronta en Bolivia, donde su vida e integridad corren peligro», explicó el canciller Ebrard en un mensaje a medios este lunes.

El domingo, Evo Morales había anunciado la repetición de las elecciones presidenciales después de que la Organización de Estados Americanos (OEA) diera a conocer numerosas irregularidades en los comicios del 20 de octubre pasado en los que fue reelegido para un cuarto mandato.

Después de su anuncio y ante recomendaciones de policías y militares, Morales anunció su renuncia a la Presidencia tras casi 14 años en el poder.

El asilo a Morales provocó una división de opiniones entre los partidos políticos en el Congreso mexicano.

A favor se expresaron legisladores de la coalición izquierdista encabezada por el gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en contraste con el expreso rechazo al asilo liderado por el conservador Partido Acción Nacional (PAN).

Su residencia, su posible solicitud de refugio o los recursos de los que dispone son algunas de las incógnitas que persisten sobre los primeros pasos que seguirá Evo Morales en México.