Tegucigalpa – El éxodo de cientos de veraneantes como el fervor católico manifestado en las celebraciones del Domingo de Ramos, marcan el inicio de la Semana Santa 2022 en Honduras.

-Unos 3 millones de hondureños se desplazarán para hacer turismo durante la Semana Santa, prevén autoridades.

-El Domingo de Ramos marca el inicio de las actividades religiosas de la Semana Santa en la Iglesia Católica.

Desde tempranas horas las terminales de buses en distintos puntos del país lucen abarrotadas a causa de los veraneantes que ya se desplazan hacia sus distintos destinos.

De igual manera lucieron las iglesias católicas en todo el país como las distintas calles en las que se realizaron las tradicionales procesiones del Domingo de Ramos.

Al unísono del cántico Hosanna en las Alturas la feligresía católica recordó la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

El acto devocional se hizo acompañar de las tradicionales palmas las cuales posteriormente se convertirán en cenizas, misma que recibirán en su frente los católicos el próximo Miércoles de Ceniza de 2023.

Inicia éxodo de veraneantes

 Las autoridades hondureñas prevén que unos 3 millones de hondureños se movilizarán durante el largo asueto de Semana Santa.

 En ese orden, cientos de hondureños se iniciaron a desplazar desde este fin de semana, principalmente los que viven en las principales ciudades.

Los capitalinos abarrotaron las principales terminales de buses para viajar hacia distintos departamentos del país.

Principalmente los hondureños se desplazan para hacer turismo durante esta jornada de verano, pero también hay quienes aprovechan la oportunidad para visitar a sus familias en el interior del país.

Domingo de Ramos

La fe y devoción católica también se vivieron desde tempranas horas de este domingo con distintas procesiones en conmemoración al Domingo de Ramos, lo que marca el inicio de la Semana Santa dentro de la Iglesia Católica.

En Tegucigalpa en la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel como en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa  se realizó la bendición de los ramos así como procesiones.

Actos similares se celebraron en diferentes templos de la capital hondureña, incluidas procesiones con la imagen de Jesucristo montado en el burro que lo trasladó a Jerusalén hace más de 2 mil años.

 Lo anterior dio paso al regreso de los campesinos que comercializan los ramos frente a las distintas iglesias, una imagen que se dejó de percibir durante dos años a causa de la pandemia.

Regresan los campesinos

Después de dos años de estar en emergencia y restricciones por pandemia (2020-2021), las palmas de coyol volvieron a adornar la Catedral San Miguel Arcángel, situada frente a la plaza central en Tegucigalpa; ahí más de un centenar de campesinos provenientes del sur de Francisco Morazán y Choluteca, se sitúan por tres días para vender sus ramos a los creyentes católicos.

Frente al legendario templo, construido en 1786 en la capital hondureña, niños, jóvenes, adultos, ancianos y familias enteras, se ubicaron para armar los ramos de coyol, mismos que después son ofrecidos a los ciudadanos que transitan por el lugar.

Este día, miles de feligreses  con palmas en mano reciben y acompañan al hijo de Dios en su misión final en la tierra, su muerte, pasión y resurrección.

 Los campesinos aprovechan la oportunidad para comercializar sus productos y llevar sustentos a sus hogares. La llegada de los mismos ya es una tradición en Tegucigalpa previó al inicio de la Semana Mayor.

Contexto de la pandemia

 Honduras se encuentra en el punto más alto de control de la pandemia con solo el 6 % de hospitalización de pacientes COVID-19 en la red pública de salud.

Sin embargo, tanto autoridades como médicos han exhortado a no abandonar las medidas de bioseguridad durante esta jornada y han advertido de un posible repunte de la pandemia después de la Semana Santa.

La Secretaría de Salud (Sesal) ha intensificado la vacunación contra la COVID-19, hasta en las playas se ofrecerá la vacuna, anunció el ministro de Salud, José Matheu.

No obstante, más de un millón de hondureños aún no reciben ni el primer inoculante de cuatro posibles, lo que preocupa a quienes luchan contra el virus en el país centroamericano.