El brasileño Rubens Vieira en el albergue El Buen Samaritano, en Ciudad Juárez en el estado de Chihuahua (México). EFE/ Luis Torres/Archivo

México – La compleja situación de los migrantes en México se ha recrudecido durante la pandemia de coronavirus por medidas como el cierre de fronteras, dijeron este miércoles expertos en un seminario virtual del Colegio de la Frontera Norte (Colef).

La pandemia ha elevado la vulnerabilidad de los migrantes, con daños en materias de salud, economía y derechos humanos, dijo Rodolfo Cruz Piñeiro, director del departamento de estudios de población del Colef y coordinador del seminario «Poblaciones migrantes en el contexto de la Pandemia COVID-19».

«No sabemos bien a bien qué está sucediendo con ellos, si están en albergues, refugios, si pueden transitar, pero prevemos un fuerte cambio en la dinámica de la región», explicó Cruz, quien coordinó el seminario virtual.

Rafael Alonso Hernández, coordinador del doctorado en Estudios de Migración del Colef, destacó el contexto internacional adverso de los migrantes por las políticas restrictivas de países como Estados Unidos y naciones de Centroamérica.

Esta situación se ha agravado en la crisis de la COVID-19 por el cierre de fronteras que «dejó en el limbo» a los migrantes ya que no se pensó en sus necesidades específicas y con ello esta población quedó en la indefensión, explicó Alonso.

Para el representante adjunto de la Organización Internacional para las Migraciones en México, Jeremy MacGillivray, la COVID-19 ha significado una «complicación añadida» para las poblaciones de migrantes en México.

«El coronavirus afecta más a los migrantes, los que enfrentan las mismas amenazas que todos a la salud, sumadas a sus propias condiciones; sufren más al final del día», explicó MacGillivray.

Néstor Rubiano, de la organización Médicos Sin Fronteras, comentó que durante la pandemia, que ha afectado la región desde febrero pasado, los flujos migratorios se han reducido considerablemente pero las deportaciones siguen, y la mayoría sin hacer pruebas de coronavirus.

En tanto, Joseph Herreros, Oficial Principal de Protección del Alto Comisionado de Naciones Unidas Para los Refugiados (Acnur), explicó que en abril se observó una notoria reducción de los solicitantes de asilo en México, de alrededor de 85 %.

Señaló que la media de 5.500 mensuales observada entre enero y marzo bajó a menos de 1.000 en abril, todo en medio de limitaciones por el cierre de las fronteras por la COVID-19 en el norte y el sur de México, y la suspensión temporal de los trámites.

Sobre las ayudas a los migrantes en los albergues y en materia de salud durante la pandemia, los expertos coincidieron en la necesidad de coordinar los esfuerzos a nivel institucional ante la evidencia de que los flujos migratorios continuarán después de que los países retornen a la normalidad tras la pandemia.

«A la complejidad e incertidumbre ante la pandemia, es difícil predecir qué pasará», dijo Herreros al opinar que el efecto de la COVID-19 en Centroamérica «va a ser severo, con aumento de la violencia y una previsible escalada del flujo migratorio».

El experto de Acnur consideró que en la frontera norte la recuperación será más rápida que en el sur, por lo que seguramente la migración seguirá en aumento, lo que hace necesaria una mayor coordinación regional.

Desde la declaración de la pandemia de COVID-19 en México, las autoridades permitieron la salida de extranjeros detenidos en las estancias y estaciones migratorias en todo su territorio.