Tegucigalpa – El legado de mujeres defensoras hondureñas, que murieron de forma violenta, ha inspirado a once artistas que exponen sus obras en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET), proponiendo un ecofeminismo comunitario arraigado en sus propias experiencias.
El objetivo del proyecto es dar a conocer el trabajo y las luchas de mujeres que, históricamente invisibilizadas, han batallado por sus familias y comunidades, indicó el CCET en un comunicado.
La ‘Exposición Colectiva: somos las surgidas de la tierra, el agua y el maíz, las custodias de los ríos. Miradas desde lo comunitario, ecofeminismos en Honduras’, fue presentada al público el jueves por Adriana Malespin, por el CCET, y la curadora Karon Corrales.
Las artistas se inspiraron en las ambientalistas Jeannette Kawas, Berta Cáceres y Margarita Murillo, y la poeta Clementina Suárez, asesinadas entre 1991 y 2016.
«A través de procesos colectivos y lúdicos, estas artistas buscan desarticular las prácticas tradicionales, visibilizando sus historias y resistencias mediante la fotografía, el video y la instalación», señaló el CCET.
Indicó además que la exposición propone un ecofeminismo comunitario arraigado en las experiencias de estas mujeres, generando espacios de resistencia y amor hacia sus comunidades y la tierra que las sostiene.
En un contexto donde los recursos naturales de Honduras han sido saqueados, desplazando comunidades y deteriorando ecosistemas, las artistas hondureñas han alzado su voz como defensoras de los ríos y la cultura ancestral de sus pueblos, enfrentando amenazas constantes.
La exposición es parte de una serie de muestras y programas públicos sobre ecofeminismo, organizadas en 2024 por la Red de Centros Culturales de España en Latinoamérica y Guinea Ecuatorial.
Una de las artistas participantes en la muestra, Dina Lagos, dijo a EFE que con sus obras el colectivo le hace un llamado a todos los hondureños «a reflexionar, hablar y actuar para que cuidemos y respetemos el entorno en el que vivimos, la casa común».
Lagos, con un performance, estableció comunicación con el público moldeando la arcilla, para expresar «el respeto que debemos tener hacia la tierra» y su «experiencia como madre». El título de su obra es ‘Amamanto’.
«Siendo madre me he dado cuenta de esa urgencia, de esa verdad profunda que hay entre el hecho de que no solo vivimos en la tierra, somos parte de ella, somos tierra nosotros también», enfatizó la artista hondureña, que estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en Tegucigalpa.
Añadió que los seres humanos, al hacerle daño a la tierra, «nos estamos haciendo daño a nosotros mismos» y que «más allá de eso, estamos en conflicto constante entre nosotros, normalmente estamos teniendo una relación de descuido, de groserías hacia la vida misma, hacia nuestra especie y hacia otras especies».
La artista Sue Montoya participa en la muestra con ‘¿Hasta cuándo?’, un video de tres minutos, con una reflexión sobre la tala brutal de los ecosistemas hondureños y sus consecuencias, superponiendo fotografías, textos, grabaciones de campo y poemas ecofeministas para denunciar los sistemas de poder que existen, explotan y desplazan a comunidades enteras de sus tierras.
Lara Bohórquez, con un bordado sobre tela, bajo el título ‘Extractos & abismos’, hace un ejercicio sobre la intervención política que comienza con la premisa de que el cuerpo es el primer territorio de resistencia, especialmente para las mujeres que han sido asesinadas, violentadas y despojadas de sus tierras por el extractivismo y otros poderes opresivos.