Tegucigalpa – La exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), y directora del Instituto Universitario Paz y Democracia (IUDPAS), Julieta Castellanos, anunció que este día, 31 de mayo, deja su cargo y su relación laboral con la UNAH.

La exrectora Castellanos, socióloga de profesión, marcó una época crucial en la vida universitaria e impulsó cambios académicos en una etapa de profundas reformas.

Julieta Castellanos deja la UNAH en un momento en el que profesionalmente ella está en plena producción de conocimiento científico y contribución académica al país.

En un breve comunicado la exrectora Castellanos, dijo que “siempre valoré un honor, un privilegio, una gran responsabilidad ejercer la docencia universitaria. La responsabilidad, compromiso, lealtad e integridad con los que me he desempeñado son los principios que me enseñaron en mi familia. Los valores universitarios de Universidad Pública, Universidad Autónoma, Universidad Laica y la UNAH como rectora de la Educación Superior son principios que aprendí en mi Alma Mater, principios que defendí como correspondía, y que defenderé en cada espacio donde corresponda”.

Luego expresó que al dejar la UNAH lo hace con gratitud, satisfacción y orgullo por el camino que recorrió.

Igualmente apostilla que nunca es suficiente todo lo alcanzado en la UNAH para devolver la nobleza de la Universidad.

Al final, Julieta Castellanos de declara “universitaria siempre”.

Tras haber servicio en diferentes cargos académicos y gremiales en la UNAH, la ex rectora Castellanos también ha formado parte de espacios de sociedad civil y de luchas por la justicia y la democracia del país.

Pero la lucha más potente que libró fue la que puso en relieve la putrefacción policial en 2011, tras el asesinato de dos jóvenes universitarios, uno de ellos, su hijo Alejandro.

Ese momento duro la llevó a ponerse de pie y luchar por la transformación policial, un proceso en marcha con muchos sinsabores y con grandes deudas sociales aún, pero que arrancó tras alzar su voz junto a los sectores civiles y denuncias ciudadanas, tras el hartazgo de lo que ocurría en la institución.

La exrectora Castellanos también fue miembro de la Comisión de la Verdad que develó lo ocurrido en Honduras antes durante y después del golpe de Estado y cuyas recomendaciones vigentes, aún son una deuda pendiente para remediar la debilitada institucionalidad del país.