Marciano, de 2 años, se recuesta en la pared de un albergue en Phoenix, Arizona (EE. UU.). EFE/Beatriz Limón/Archivo

Los Ángeles – El Gobierno del presidente Donald Trump ha endurecido el lenguaje que utiliza para referirse a los migrantes, especialmente a los menores de edad, y ha aumentado el uso de términos que, según expertos, deshumanizan a los expatriados y transmiten la idea de que no encajan en EE.UU.

El tema de los acostumbrados ataques verbales de la actual administración volvió a salir a la luz por el uso de la palabra «alien» (extranjero), un término que está siendo utilizado por el Gobierno Trump reiteradamente para describir a los menores que llegan sin permiso de entrada al país sin la compañía de un familiar adulto, una práctica que habían evitado administraciones pasadas.

«El lenguaje utilizado para describir a los niños no acompañados se ha endurecido bajo este gobierno, y esto hace más fácil para que algunos acepten el maltrato», asegura a Efe Sarah John, directora del Proyecto de Integridad de las páginas web de la Fundación Sunlight.

Un reciente estudio de la organización liderada por John encontró que el sitio web de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), que supervisa la custodia de los niños migrantes no acompañados, elevó el uso de la palabra «extranjero» para referirse a estos menores en un 599 %.

Según el análisis «Alteraciones en la pagina web de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados» desde la inauguración del presidente Trump», el término «extranjero» aparece 720 veces en la página de ORR.

Mientras, en el gobierno de su predecesor Barack Obama (2009-2017), esa palabra sólo aparecía en la página de ORR en 103 ocasiones.

John resalta que en el pasado se había evitado deliberadamente el uso del término «extranjero» para describir a los niños porque el endurecimiento del lenguaje hace que sea más fácil para algunos aceptar las duras políticas contra estos menores.

El estudio describe la calificación de «extranjero no acompañado» como «deshumanizante».

El profesor de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) Otto Santa Ana, quién ha realizado varios estudios sobre el uso de palabras despectivas para referirse a los inmigrantes, coincide con las advertencias de John sobre el uso de la palabra «extranjero», especialmente en los niños.

«Hablar de ‘alien’ de esta manera vernácula indica que, por su naturaleza de extranjeros, estas personas no pueden encajar en la sociedad estadounidense», advierte el experto. «Esto deshumaniza al extranjero».

El catedrático también resalta la relación intrínseca de las palabras con sus opuestos. En este caso, «extranjero» es antónimo de «nativo», lo que podría llevar a los estadounidenses a relacionar al «extranjero» con «el otro».

Desde que inició la campaña presidencial, Trump calificó de «criminales» y «violadores» a migrantes indocumentados, y las palabras disonantes del republicano incluso han sido utilizadas en varias demandas en su contra como muestra de discriminación.

Los investigadores no son los únicos que apuntan el uso de estos términos que en algunos casos parecen inofensivos.

Jen Budd, un exagente de la Patrulla Fronteriza (CBP) escribió en una columna de opinión la semana pasada que «los funcionarios del gobierno, desde el presidente hasta abajo, utilizan diariamente un lenguaje deshumanizante contra los inmigrantes».

Budd subraya que el uso de los términos «inmigrante ilegal» y «extranjero» para victimizar a los migrantes ha estado desenfrenado en la Patrulla Fronteriza durante años.

El antiguo uniformado reconoce que mientras trabajaba para la agencia usó por muchos años este tipo de términos de forma despectiva.

«Cuando usamos este lenguaje sobre los migrantes, nos estamos diciendo que son menos que humanos. Y si son menos que humanos, no pueden tener derecho a los mismos derechos inalienables que el resto de nosotros», asegura.

El uso de términos despectivos no sería el único problema con respecto al lenguaje usado. John destaca que ORR ha reducido las descripciones de los servicios prestados y los beneficios disponibles.

La investigadora considera que el retroceso en el «uso del lenguaje sobre el alcance de los servicios a los que los niños tienen derecho tal vez se hace para reducir las expectativas sobre la atención» que estos niños deben recibir.

En ese sentido, Budd advierte que «deshumanizar a los inmigrantes es un paso en el proceso de permitir a los agentes meter a los seres humanos en celdas de detención sucias, separarlos de sus hijos, darles comida podrida y negarles atención médica».

Según datos de CBP, hasta agosto de 2019, cuando se cuentan once meses del actual año fiscal, 811.016 migrantes habían sido detenidos o interceptados en la frontera sur. De éstos, 72.873 fueron catalogados como menores no acompañados y 457.871 hacían parte de una unidad familiar.

Budd concluyó su columna de opinión enviando un mensaje al actual gobierno: «Como exagente, le ruego que deje de usar el término ‘extranjero ilegal’. Es una cuestión de vida o muerte».