Tucson (AZ) – Celdas sumamente frías y saturadas de inmigrantes, separación de familias y poca comida fueron algunas de las denuncias que hizo el jueves Glenda Danae de la Vega Fernández, una madre indocumentada detenida por agentes de Inmigración.
La mujer criticó que no se respetaran los derechos de su familia cuando fue detenida en Tucson durante un control de tráfico junto a su esposo e hija de 12 años de edad.
«No había necesidad de que mi hija Dariana fuera detenida por tanto tiempo y sobre todo que fuera puesta en una celda separada, todos fuimos separados», dijo De la Vega Fernández durante una conferencia de prensa ofrecida en la Iglesia Presbiteriana del Sur en Tucson.
Indicó que su hija pasó aproximadamente 48 horas detenida en una celda de la estación de la Patrulla Fronteriza junto a unas 18 menores de edad, todas mujeres, en una celda donde la falta de espacio obligó a algunas a dormir en el piso del baño.
«Son lugares muy fríos, a pesar de que te dan una manta de papel aluminio para taparte no es suficiente. Mi hija, que ya estaba enferma, salió mas enferma de ahí, lo mismo yo», relató la madre.
La familia, con más de once años viviendo en Tucson, fue detenida el pasado 19 de marzo por un agente del Departamento de Seguridad Pública (DPS) local porque los vidrios de su auto estaban muy oscuros.
La Patrulla Fronteriza fue notificada luego de que la madre presentara una identificación mexicana, según se informó este jueves.
Después de una fuerte campaña de presión de la comunidad, dos días después de la detención De la Vega y su hija fueron puestas en libertad sin pagar fianza, pero el padre, Jesús Antonio Torres Araujo, fue deportado ese mismo día a México.
La activista Jessica Rodríguez dijo que la cooperación entre las agencias del orden y la Patrulla Fronteriza es cada vez más común en las comunidades fronterizas, y ello está produciendo la deportación de familias indocumentadas con años de residencia en el país.