Acapulco (México).- Una familia del sureño estado de Guerrero visitó la antigua residencia oficial de Los Pinos y se tomó una fotografía que ha resultado icónica de su pobreza entre el oropel y la opulencia que rodeaba a las familias presidenciales de México.
En la imagen sobresalen un niño de 11 años descalzo y su abuela con sencillo calzado en la residencia presidencial que cerró el 30 de noviembre pasado para ser reabierta como centro cultural al día siguiente, con el inicio del Gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
La fotografía de la familia Reyes Camacho, formada por once integrantes, se hizo viral con comentarios que subrayaban la humildad de los visitantes con el lujo del mármol, los barandales adornados y las lujosas cortinas.
Los Reyes Camacho viajaron a Ciudad de México para asistir a la reunión de López Obrador con representantes indígenas y aprovecharon la jornada para acudir a la residencia, que ha recibido más de 100.000 visitantes desde su reapertura.
«Está bonito allá (Los Pinos). La mía está toda rota; la ando reparando pedacitos», dijo Florentina, la abuela de 65 años de edad, con ocho hijos y once nietos, varios de los cuales estaban con ella el día que entraron a la antigua casa del presidente.
Los Reyes Camacho nunca imaginaron estar en la misma casa donde vivió el presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) porque, aseguran, ellos son una familia «pobre y trabajan como albañiles y peones» de un barrio marginal de Acapulco, en el sureño estado de Guerrero.
Un viaje nocturno de siete horas en autobús los llevó de Acapulco a Ciudad de México. Llegaron a la Plaza de la Constitución, conocida como Zócalo, y se fueron a Los Pinos.
El niño entró descalzo a la residencia, explica la abuela, porque «se le rompieron los zapatos. Se le había despegado uno y le dije ‘Ya para qué, sácatelos'», comentó.
Florentina observó a su nieto Ángel recorrer la casa sin zapatos y decidió hacer lo mismo al comentar que era una casa muy grande y sus pies ya se le habían hinchado.
Aunque la visita resultó toda una experiencias, admiten que no todo ha sido bueno porque al volver a su casa recibieron críticas de sus vecinos por la forma en que salieron en la fotografía que se hizo viral.
«Andaban diciendo, aquí la gente, que andaríamos descalzos porque andábamos robando», señala Florentina en lo que pudiera considerarse la sala de su casa, y argumenta que su familia se rige por principios y valores como la honestidad y el respeto.
«Prefiero ser pobre y que toda la gente me ande hablando, a que digan que ando robando», apunta.
Mireya, nuera de Florentina, relató que lo que más le llamó la atención de la casa fue verla vacía. «Está de lujo, es muy lujosa, pero no había nada adentro más que una mesa y unas sillas», señaló.
Dice que si ella tuviera una casa como la de Los Pinos, seguro tendría muchos muebles, por lo que especula que posiblemente «Peña Nieto se llevó» las cosas que había en la residencia.
«Para mí está bien que lo haya abierto, para que así los pueblos puedan ir a divertirse, a conocer más que nada», finalizó Mireya.
López Obrador decidió que no ocuparía la residencia presidencial como lo habían hecho los gobernantes de México durante los últimos 80 años, desde que fue inaugurada por Lázaro Cárdenas en su Gobierno, que transcurrió de 1934 a 1940.
El complejo de Los Pinos, en el histórico Bosque de Chapultepec, comprende una superficie de 56.000 metros cuadrados y es 14 veces más grande que la Casa Blanca, residencia del presidente de Estados Unidos.