Washington – Centenares de «soñadores» congregados frente la Corte Suprema desde antes que saliera el sol estallaron en alegría poco después de las 10 de la mañana, momento preciso en que el Alto Tribunal dejó en pie la Acción Diferida (DACA) y disipase así el miedo acumulado desde que hace casi tres año el presidente Donald Trump decretó el cierre del amparo migratorio.
«Esto me da paz, porque al fin tenemos una decisión. Hemos estado en esto que no sabíamos qué iba a pasar con nosotros», dijo a Efe el slvadoreño Gerson Quinteros. «Sabemos que esto no es una solución permanente, y lo que necesitamos es una que sea permanente para que nuestros jóvenes puedan vivir en paz».
Los manifestantes, en su gran mayoría jóvenes, celebraron con bullicio una decisión que los protege temporalmente de la deportación y, aunque la describieron como «una gran victoria», afirmaron que seguirán luchando por ellos mismos y por unos 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula viven en el país.
Los manifestantes portaban carteles con textos «Aquí estamos, y aquí nos quedamos», «Mi hogar es aquí» y «Construyamos puentes, no muros y coreaban «¡Si, se puede!», la frase de la activista hispana Dolores Huerta que el expresidente Barack Obama hizo suya en la campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca en 2008.
El fallo del Supremo, que básicamente rechazó la orden de terminación de DACA decretada por el presidente Trump porque encontró que el Gobierno no explicó sus motivos, deja abierta la posibilidad de que la Administración Trump intente nuevamente la rescición del programa presentando más argumentos.
Antes de esas 10 de la mañana, cuando el Supremo dio a conocer su único pronunciamiento de una jornada que los «soñadores» esperaban con ansiedad desde hace meses, el pesimismo era mayoritario entre estos jóvenes inmigrantes como Quinteros que tenía «mucho miedo» de escuchar una «mala decisión» para él y los cerca de 650.000 jóvenes amparados por DACA.
Pero todo cambió a esa hora. En medio del bullicio, Gustavo Torres dijo estar feliz por una «extraordinaria noticia» para la comundiad y sus familias. «Es algo que, definitivamente, no esperábamos», indicó.
La lucha era doble, por una parte el triunfo que supuso la decisión del Supremo y, por otra, que eso les permite continuar con su «lucha», cuyo próximo capítulo será en las elecciones presidenciales de noviembre, en las que desean que pierda el que les causó más temor e inquietud del que ya normalmente tienen por la condición de indocumentados de sus padres: Trump.
«Estamos a cuatro meses y medio de estas elecciones que serán extraordinariamente importantes, históricas, no solamente para los inmigrantes, para la comunidad negra, para todas nuestras comunidades», opinó Torres.
«El Supremo falló en favor de los jóvenes y contra el gobierno» del presidente, dijo a Efe José Alonso Muñoz, de la organización United Dream Action, CASA, sobre esta victoria «temporaria».
Ángel Silva, uno de los «soñadores» que festejaban en la explanada frente al Tribunal Supremo, dijo también a Efe que en este jueves se acaban por ahora con «tres años de incertidumbre desde que este presidente intentó eliminar el programa».
«La lucha continúa», añadió Silva. «Hay 11 millones de inmigrantes que no tienen protección alguna. Mis padres no la tienen. Hay que empujar para que ellos también sean protegidos».
Para Eliseo Magos, nacido en México, el veredicto del Tribunal Supremo «es algo que quedará en la historia de Estados Unidos».
«El presidente tiene que darse cuenta de que la mayoría de la comunidad estadounidense está de nuestro lado», añadió, el joven en medio de los cantos y las consignas de sus pares. «El tribunal más alto del país dijo que estamos en lo correcto, y que lo que hizo Trump lo hizo por su racismo que todo el mundo lo conoce».
«Estamos superfelices de que esto haya salido a favor», dijo Magos. «Yo tengo otros dos hermanos menores que también son DACA. Mis padres están muy emocionados y la nuestra es una familia con estatus mixto» que incluye inmigrantes documentados e indocumentados. «Por eso hay que continuar».
Mónica Camacho Pérez, que seguía celebrando y bailando en la explanada, dijo a Efe que «la decisión demuestra que Trump puede hacer lo que quiera, pero hay gente, más gente, que está a nuestro favor y nos apoya».
«Yo soy de Baltimore y le dije a mi jefa que saldría temprano para venir a DC, para celebrar con otros activistas y miembros de la comunidad», continúo la joven. «DACA ha sido una bendición, hizo mucho para mejorar mi vida, para mi familia».
Y tal como otros «soñadores» en la explanada y en otras partes del país, Camacho reiteró que sigue en la «lucha» por una reforma migratoria integral que saque de las sombras a once millones de indocumentados.
Por eso se muestra cauta. El fallo del Alto Tribunal, dijo, «no es un camino a la ciudadanía» y, tras la celebración, hay que tener en mente que esto es como una «venda adhesiva sobre una herida, que se puede caer, porque el gobierno seguirá atacándonos».