Un portacontenedores transita por la esclusa de Cocolí, en el Canal Ampliado de Panamá. EFE/Archivo

Ciudad de Panamá – La geopolítica o el comercio están detrás de la arremetida de Donald Trump contra el canal de Panamá. El presidente electo estadounidense está enviando un mensaje a Latinoamérica de que tiene que alinearse con los intereses de EE.UU. ante la aparentemente inevitable guerra comercial con China, y quizá también presionando una negociación en materia de peajes o para que el país centroamericano acoja migrantes que se dirigen al Norte.

Así entienden analistas consultados por EFE la queja expresada por Trump el fin de semana sobre la «estafa» de las tarifas y la supuesta injerencia de China en la vía interoceánica, por lo que amenazó con exigir que se le «devuelva» a EE.UU. si los funcionarios panameños no actúan en consecuencia.

Estados Unidos es el principal usuario del canal. Lo construyó y administró hasta su traspaso a Panamá el 31 de diciembre de 1999, que se logró gracias a los Tratados Torrijos-Carter de 1977.

Las amenazas de Trump llegan cuando Panamá acaba de conmemorar, el 20 de diciembre, el 35 aniversario de la invasión estadounidense al país para capturar al dictador Manuel Antonio Noriega bajo cargos de narcotráfico, lo que dejó entre 500 y 4.000 muertos, y cuando faltan pocos días para el 25 aniversario de la transferencia del canal.

La posición del líder republicano no hay que verla desde la óptica de la política tradicional, «hay que entenderla de manera pragmática, como lo han hecho Alemania, Francia, la OTAN», ya que Trump «está tratando a su manera de negociar», dijo a EFE el economista y profesor panameño Eddie Tapiero.

«Tenemos que trabajarlo pragmáticamente, entendiendo la situación, buscando alianzas internacionales», afirma el analista panameño.

El presidente panameño, José Raúl Mulino, ya afirmó que el «canal de Panamá y sus zonas adyacentes es de Panamá y lo seguirá siendo», y que en él no tienen «control directo o indirecto» ni China, ni la Comunidad Europea ni Estados Unidos o de cualquiera otra potencia.

Geopolítica, China y los halcones estadounidenses

Trump, quien asumirá el próximo 20 de enero su segundo mandato, está enviando «un mensaje a Latinoamérica de que tiene que alinearse con los intereses de EE.UU., que entrará en una guerra comercial inevitable con China», dijo a EFE el economista Carlos Araúz.

Este tema «va mucho más allá de los peajes: Trump comunica un mensaje sobre cuál va a ser la política proteccionista de Estados Unidos los próximos 4 años».

Para Tapiero, la tesis de Trump sobre China y el canal puede estar relacionada con el hecho de que los puertos panameños de Balboa y Cristóbal son operados por Hutchison Wampoa, una firma con sede en Hong Kong, algo que no afecta a la Autoridad del Canal de Panamá, «que administra de manera independiente y no mantiene vínculos comerciales o financieros».

«Esta es la arista geopolítica», el gabinete de Trump «está conformado por muchos halcones antiChina, pero los países en desarrollo no podemos quedar en medio de las peleas de los gigantes porque necesitamos de los mercados para desarrollarnos», afirma Tapiero a EFE.

Los peajes y la política industrial

Según Trump, los peajes que cobra el canal son «exorbitantes». Mulino respondió que las tarifas «no son un capricho», se establecen «en audiencia abierta» con los clientes «considerando las condiciones del mercado», y sufragan «costos operativos y de modernización de la vía».

El republicano estaría «tratando de negociar, creo que el canal es muy importante para su política, para mantener los precios bajos para el desarrollo de la política industrial de Estados Unidos», a juicio de Tapiero.

Araúz cree que hay poco margen para una negociación en ese ámbito, pues «los peajes se determinan a través la junta de gobernadores donde Estados Unidos tiene un representante, y tienen representantes las navieras. Ni siquiera el Gobierno panameño tiene algo que decir sobre el peaje del canal de Panamá».

«La inflación se va a disparar y eventualmente al estadounidense promedio le va costar mucho más vivir en su propio país» pero por la política proteccionista de Trump, añade.

La crisis migratoria

Por Panamá transitan cada año miles de migrantes irregulares que viajan hacia EE.UU. El país ya rechazó durante la primera presidencia de Trump (2017-2021) acoger a esta población mientras tramita su ingreso legal EE.UU., una iniciativa que el líder republicano pretende revivir.

La migración irregular «sería uno de los puntos de negociación que está buscando (Trump), quizás ver un mecanismo al que se pudiera llegar ahí» con Panamá, dice Tapiero.

El tema migratorio se «tiene que atacar en coordinación (…) si se va a imponer una solución desde la perspectiva de un solo lado, lo más seguro es que fracase», señala Araúz.

Mulino aseveró que con el nuevo gobierno de Estados Unidos aspira «a conservar y mantener una respetuosa relación» y que los temas de seguridad como la migración ilegal, el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado tengan «prioridad» en la agenda bilateral. EFE