Phoenix (AZ) – La gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, realizará hoy su primer viaje a la frontera para encontrarse con tropas de la Guardia Nacional, en medio de tensiones entre el presidente, Donald Trump, y el Congreso por la financiación del muro fronterizo, según indicó un portavoz estatal.
La demócrata, que tomó posesión del cargo el 1 de enero, ha expresado en repetidas ocasiones su escepticismo sobre las políticas de inmigración y seguridad fronteriza de Trump.
En un «tuit» publicado a principios de este mes, Lujan Grisham se refirió al muro que quiere construir el mandatario como una «idea obsoleta e ineficaz».
También mencionó que el cierre parcial del Gobierno está dañando «innecesariamente a nuestras comunidades nativas americanas, a nuestras familias y a miles de profesionales federales que trabajan arduamente en este estado y más allá».
El Gobierno de Trump afronta desde el 22 de diciembre el cierre del 25 % de la Administración, situación que afecta a unos 800.000 empleados que han dejado de percibir su salario y ha trastocado el funcionamiento de distintos espacios turísticos o las actividades de agencias a las que no se les han asignado nuevos recursos.
El cierre parcial administrativo se encamina a batir el récord de duración debido a la falta de acercamiento entre el presidente Donald Trump y la oposición demócrata en el Congreso, que impide un acuerdo presupuestario.
El portavoz de la Oficina de la Gobernadora de Nuevo México, Tripp Stelnicki, señaló que Lujan Grisham quiere visitar la frontera en persona antes de tomar decisiones sobre despliegues de la Guardia Nacional.
Esta visita al puerto de entrada de Santa Teresa se lleva a cabo cuando Trump parece acercarse cada vez más a declarar una emergencia nacional, para financiar su anunciado muro fronterizo.
Alrededor de 180 soldados fueron desplegados el pasado abril en la frontera del estado con México la predecesora de Lujan Grisham, la republicana Susana Martínez.
Este despliegue se suscitó antes de que las caravanas de migrantes centroamericanos impulsaran un nuevo despliegue federal de más de 5.000 soldados.