Adís Abeba/Nairobi– Diversos grupos pro derechos humanos se mostraron este sábado preocupados ante los «procesos de discriminación y exclusión étnica» desencadenados en varias zonas de Etiopía fruto de la ofensiva militar que el Gobierno mantiene desde el pasado día 4 contra las tropas de la región norteña de Tigray.

Desde ese fecha, el primer ministro etíope Abiy Admed y Premio Nobel de la Paz 2019 mantiene una ofensiva militar contra el Frente de Liberación de Tigray (TPLF); la cual ya ha causado cientos de muertos y la huida de más de 14.500 personas a Sudán, según datos de ayer de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).

«Estamos monitorizando de cerca los informes, referentes a ciertas partes del país, de personas que se enfrentan a procesos discriminatorios y de exclusión por el hecho de pertenecer a la etnia tigriña», informó hoy en un comunicado la Comisión Etíope de Derechos Humanos (CEDH).

Este mismo grupo aseguró que «según informaciones y pistas recibidas» es plausible «el riesgo y la amenaza de discriminación basada en un perfil étnico», abuso denunciado también por Human Rights Watch (HRW).

«HRW ha recibido informes creíbles de que los residentes de Tigray en otras partes del país han sido suspendidos de sus trabajos o se les ha impedido volar al exterior a medida que aumentan los combates en Tigray», detalló esta organización el viernes en un comunicado, en el que mencionan el caso de un funcionario tigriña forzado a no ir a trabajar sin una razón aparente.

Por su parte, el Gobierno etíope negó ayer arrestos por motivos étnicos de trabajadores del Programa Mundial de Alimentos de la ONU en la región norteña de Amhara, tras acusaciones de medios internacionales, y justificó su detención por tratarse de supuestos aliados del TPLF.

«Los sospechosos son agentes del TPLF integrados y activos dentro de varias organizaciones locales e internacionales en el país», explicó el Gobierno en un comunicado del grupo de trabajo que facilita información oficial sobre el estado de emergencia, establecido en la región de Tigray por seis meses.

«Etiopía ahora está encaramada de mala manera a la cornisa: todas las señales apuntan a un país en una fase de pre-genocidio», tuiteó este sábado el analista somalí del Cuerno de África Rashid Abdi.

CRECIENTE CRISIS HUMANITARIA

Además, al menos seis organizaciones humanitarias, entre ellas el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) y su socio la Cruz Roja de Etiopía, han instado en estos últimos días a las partes implicadas en este conflicto a una desescalada que permita socorrer a los cientos de heridos.

Por su parte, la Comisión Etíope de Derechos Humanos (CEDH) instó hoy a la «creación inmediata» de un corredor de asistencia humanitaria para garantizar el acceso de civiles y refugiados a comida y medicina, entre otros, así como a servicios sanitarios básicos.

Más de 14.500 personas etíopes ya han cruzado al este de Sudán, según los últimos datos ACNUR, mientras la mayoría de carreteras y vías de acceso en la zona permanecen cortadas, así como la conexión a internet.

Sudán teme que al menos 100.000 refugiados etíopes crucen a este país «si el ritmo de los enfrentamientos militares no disminuye», según estimaciones a Efe de Abdulá Suleiman, director de la Comisión de Asuntos de Refugiados sudanesa.

UN FINAL DIFUSO

Sin embargo, el conflicto se ha intensificado en las últimas horas, después de que las fuerzas del Frente de Liberación de Tigray (TPLF) lanzaran anoche dos cohetes contra el aeropuertos de las ciudades de Gondar y de Bahir Dar, en la región colindante de Amhara, causando la muerte de diez soldados.

Según confirmó a EFE un sanitario del Hospital Universitario de Gondar que socorrió a los heridos, «cuatro soldados murieron al instante, otros seis fallecieron esta mañana en la UCI», mientras que veinte más resultaron heridos.

El TPLF admitió haber «atacado con éxito» ambos aeropuertos por servir «como base para los aviones de combate que atacan Tigray», según explicó en un discurso retransmitido por la televisión local el portavoz de este partido regional, Getachew Reda, quien aseguró que «se intensificarán» los ataques.

Ayer, en un discurso en lengua tigriña, Abiy Ahmed dio un ultimátum a los soldados del TPLF, a quienes pidió que se rindan en unos «tres días» antes de que sea «demasiado tarde», desoyendo los llamados de la comunidad internacional de dar un fin al conflicto .