Guatemala – Las penurias, el calvario, el odio, el desprecio, el abandono, el rechazo y el desinterés político que sufren los migrantes y las personas refugiadas en su calvario hacia Estados Unidos fueron recordados este viernes en Guatemala con la representación de un Viacrucis.
«La globalidad de las migraciones atañe a todas las naciones del mundo. Migrar hoy día es un verdadero Viacrucis», declaró el director de la Casa del Migrante de Guatemala, Mauro Verzeletti, quien pidió unirse al clamor de la justicia en la frontera de México y Estados Unidos, donde los migrantes y refugiados «son despreciados, humillados, maltratados e impedidos para acceder a la protección internacional y a la reunificación familiar».
«Gobiernos de las naciones, no sigan condenando a muerte los derechos humanos. Migrar es un derecho humano», proclamó, y exigió a los Estados y a los poderes públicos respetar los convenios y tratados internacionales de estas personas, que no pueden ser obligadas a regresar a sus países por la falta de oportunidades, la pobreza o la violencia estructural.
Antes de rezar cada una de las 14 estaciones de este viacrucis migratorio, Verzeletti explicó a los medios de comunicación que el objetivo es denunciar «las injusticias» que están sufriendo los migrantes en la ruta migratoria y recordó que muchos de ellos están «hacinados en la frontera» porque el Gobierno de Estados Unidos prefiere «construir el muro y no construir la dignidad y los derechos humanos» de las personas.
Ante la posible salida de Centroamérica, especialmente de Honduras y El Salvador, de la «caravana madre», donde se prevé que vayan unas 20.000 personas, el director de la Casa del Migrante recordó que Estados Unidos ha prometido cerrar la frontera y que está presionando a México para que haga lo mismo.
«Todas las medidas que hoy están siendo impulsadas por Estados Unidos prácticamente son palabras de una persona que realmente no conoce el tema migratorio, fomenta la xenofobia, el racismo y la discriminación a la población migrante», proclamó, y recordó que mientras no existan políticas públicas y justicias sociales estas caravanas no van a parar.
«Exhortamos a los Gobiernos de la región y a la comunidad internacional a que no se olviden, ante todo, que son personas, hermanos nuestros que tienen que abandonar su país, su familia y emprender un terrible viaje con el único objetivo de acceder a una vida digna. Los migrantes no quitan trabajo, ni colapsan las naciones y tampoco son delincuentes o terroristas», proclamó.
Y en este mismo sentido pidió que el derecho a migrar sea garantizado y que tal y como demanda el papa Francisco se favorezca el proceso de acogida, protección, promoción e integración, unos pasos que han escenificado en este viacrucis en que el piden acciones de «integración, defensa, dignidad y promoción» de derechos de migrantes y personas refugiadas.
Solo durante el año pasado, la Casa del Migrante de Guatemala atendió a 16.791 migrantes y en lo que va de 2019 esta cifra asciende a 5.594.
Por su parte, el administrador apostólico de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala, el obispo Raúl Martínez, recordó que la migración es la «necesidad de comer y vivir» y aseguró que los Gobiernos de la región «no tienen la capacidad» para hacer frente a este gran problema, que deja «familias rotas» que ha perdido «calidad de vida».
Martínez, que criticó la falta de programas y capacidad política a la hora de gestionar las necesidades de los países, aseguró que los países «se lavan las manos» y censuró la corrupción y la falta de honestidad de los funcionarios, por lo que pidió a los guatemaltecos analizar bien su voto de cara a los comicios generales del próximo 16 de junio.
Un total de 196.061 migrantes del Triángulo Norte de Centroamérica -una de las zonas más violentas y pobres del mundo formada por Guatemala, El Salvador y Honduras- fueron deportados desde Estados Unidos y México durante 2018, lo que representa un aumento del 37,9 por ciento más que el año anterior.
Así se desprende de las estadísticas divulgadas por la sede de la Organización Internacional para las Migraciones en Guatemala, unos documentos que recuerdan que en 2017 habían sido deportados 142.176 migrantes irregulares.
Los migrantes, entre los que había 15.805 niños y 8.843 niñas, son en su mayoría hondureños, un 56,8 por ciento; mientras que el 40 por ciento corresponde a guatemaltecos (94.306); y el resto, un 1,2 por ciento, de El Salvador, el único país de los tres que experimentó una reducción al pasar de los 26.811 en 2017 a los 26.479 en 2018.
Para hacer frente a la migración irregular, que se ha visto en auge durante los últimos meses con caravanas de personas que atraviesan la región huyendo de la violencia y la pobreza para buscar una vida mejor en Estados Unidos o México, los Gobiernos de la región impulsan un programa.
Este es el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, que fue firmado el día 1 de diciembre de 2018 -día en que Andrés Manuel López Obrador asumió la Presidencia mexicana- por los mandatarios de México, de Guatemala, Jimmy Morales; de Honduras, Juan Orlando; y el vicepresidente de El Salvador, Óscar Ortiz.