Ciudad de Guatemala – El defensor de las Personas Migrantes de la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala, Carlos Eduardo Woltke Martínez, considera que el país centroamericano se ha convertido en un «muro» para las caravanas migrantes que van a Estados Unidos, en vez de salvaguardar sus derechos.

Woltke Martínez indicó en una entrevista con la Agencia Efe que los migrantes, en su mayoría población vulnerable que vive en condiciones precarias, son vistos «como amenaza por parte de las autoridades, cuando deberían de ser vistas como sujetos de derecho, con necesidades de atención que están obligados los Estados a brindárselos».

El funcionario de la Procuraduría enfatizó que «Guatemala se transforma en un muro ante este tipo de flujos» desde 2020, ya en el Gobierno de Alejandro Giammattei, a diferencia de las primeras caravanas de 2018 y 2019, cuando no se le impidió el paso.

Según cifras oficiales y de organizaciones no gubernamentales, cada año más de 500.000 hondureños, salvadoreños y guatemaltecos intentan emigrar de manera irregular a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

Precisamente en la víspera de una posible nueva caravana de migrantes centroamericanos anunciada en próximos días, el defensor de los migrantes recordó que un 99 % de quienes pasan por Guatemala no quieren permanecer en el país centroamericano.

En su opinión, el Gobierno «restringe la movilidad y derrocha mucha energía en poder frenar este tipo de movimientos», un extremo que muestra que esas decisiones responden a «intereses foráneos».

En la última caravana masiva, en enero, las fuerzas de seguridad detuvieron a la fuerza a casi 6.000 migrantes por orden de la Administración de Giammattei.

MIGRAR EN PANDEMIA

La pandemia por la covid-19 también ha afectado la movilidad y la dinámica migratoria con decisiones que han robustecido los controles fronterizos bajo la premisa de los protocolos sanitarios.

Pero el defensor de los migrantes advierte que estas «restricciones más fuertes» en los casi 17 meses de pandemia en Guatemala continúan enfocadas en la protección «al Estado-nación» y no a la población.

«Hemos visto cómo se han reducido los espacios de atención y protección para las personas migrantes, planteando como primera instancia los requisitos relacionados al marco de la pandemia», subraya el funcionario.

Las autoridades sanitarias han contabilizado, hasta este jueves, 362.134 casos positivos de la covid-19 y 10.248 fallecimientos, la cifra más alta de decesos en Centroamérica.

Además de la pandemia, tanto los migrantes guatemaltecos como los salvadoreños y hondureños se han visto obligados a dejar sus hogares por los destrozos provocados por los huracanes Eta y Iota en noviembre de 2020, que se suman a la pobreza y violencia que azota la región.

LA INFLUENCIA DE ESTADOS UNIDOS

Desde que Joe Biden y Kamala Harris llegaron a la Casa Blanca, el 20 de enero pasado, su Administración ha querido, al menos en el discurso, atender las causas de la migración.

Pero Woltke Martínez cuestiona: «¿Qué está pasando realmente en Guatemala? ¿EE.UU. está analizando las necesidades del pueblo guatemalteco o está analizando las necesidades de ellos para reducir la migración?».

Las necesidades «son muchas y la ayuda sustancial que promete o que ofrece o que entrega EE.UU. regularmente no llega a ser vista por las comunidades de origen», apunta.

Woltke Martínez recuerda que en muchísimas aldeas y pueblos de Guatemala «las condiciones de vida siguen siendo pésimas; el acceso a servicios, la seguridad, el acceso a empleo, todo esto lo vemos como siempre, en condiciones desfavorables y las acciones que en el discurso se dan a conocer realmente no le resuelve la situación de vida de los millones de personas que están en condiciones de pobreza».

De acuerdo con cifras de organismos internacionales, el 59 % de la población guatemalteca vive bajo el umbral de la pobreza y uno de cada dos niños padece de desnutrición.