Los últimos meses han sido particularmente dura para los latinos, y más para los indocumentados que viven en las sombras y ajenos a una cobertura sanitaria en medio de la pandemia del coronavirus. EFE/EPA/Bryan R. Smith/Archivo

Washington – Los más de 60 millones de latinos en Estados Unidos celebran a partir de hoy el tradicional Mes de la Herencia Hispana, en esta edición en el marco de un año electoral clave en el que su voto puede ser gravitante aunque al mismo tiempo enfrentan con más fuerza los embates del coronavirus.

Cuatro de cada cinco latinos son ciudadanos estadounidenses y en este año, a menos de dos meses de la elección presidencial, el prurito de los políticos se enfoca en los 32 millones de latinos habilitados para votar y aunque se estima que al final concurran a las urnas solo el 50 % de esa cifra aun así su voto decidirá la balanza en algunos estados.

El presidente Donald Trump y su oponente, el demócrata Joe Biden, en los últimos días han celebrado actos de campaña para atraer el codiciado voto hispano para las elecciones de noviembre, y desde luego en los próximos 30 días apretarán el acelerador. Mientras el republicano se dirigió el lunes a Arizona para asegurar el voto latino, el exvicepresidente con Barack Obama (2009-2017) hace lo propio hoy con los puertorriqueños en Florida.

Trump, que inició su campaña electoral en 2015 calificando a los mexicanos que llegan a EEUU de «criminales y violadores», ha promovido en su primer mandato la separación forzada de familias inmigrantes y la deportación de miles de indocumentados, y aún así algunos sondeos lo favorecen y entre los hispanos del estado clave de Florida por ejemplo aventaja por cuatro puntos porcentuales al demócrata.

Biden por su parte aprovechará las festividades para restañar entre los votantes hispanos su papel como vicepresidente en el gobierno de Barack Obama, cuando fueron deportados millones de indocumentados, y ganar terreno en esa comunidad, a la que aun no convence del todo y representa el 16 % de la población de Estados Unidos.

En 2016, la candidata demócrata Hillary Clinton recibió el 66 % del voto de los latinos, y Trump se alzó con el 28 %, confirmando lo que ha sido una realidad por décadas: entre un cuarto y un tercio de los hispanos son votantes republicanos fieles.

Esta festividad incluso podría servir al Senado, con mayoría republicana, para aprobar la creación de un Museo del Latino Americano en el centro de Washington, luego de ser aprobada de forma unánime en la Cámara Baja.

500 AÑOS DE HISTORIA

Como cada año, tanto el gobierno como el sector privado encomiarán en las próximas semanas el papel que han desempeñado en 500 años de historia los hispanos, una categoría que en EEUU incluye a los españoles pero excluye a los brasileños.

El 61 % de los hispanos es de origen o ancestro mexicano, el 9,7 % tiene sus raíces en Puerto Rico, el 4 % en Cuba, y el 3,9 % en El Salvador. Los de origen español son el 1,4 %, según cifras del Centro de Investigación Pew, que destaca que los de más rápido crecimiento entre los latinos son los venezolanos, dominicanos, guatemaltecos y hondureños. .

La celebración del aporte latinoamericano y español a Estados Unidos comenzó en 1968 como Semana de la Herencia Hispana por decisión del entonces presidente Lyndon Johnson, demócrata, y se expandió a treinta días en 1988 por decisión del presidente Ronald Reagan, republicano.

Esta conmemoración se extiende desde el 15 de septiembre al 15 de octubre, dado que en ese período celebran su independencia Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México y Chile, y se recuerda la llegada de Cristóbal Colón a estas orillas del Atlántico.

Como es tradición, Trump hará una proclamación en la que halagará a los latinos y recordará que EE.UU. es una nación de inmigrantes, si bien en estos tres años y medio de mandato haya promovido una solución para unos 12 millones de indocumentados.

LA PANDEMIA NO SABE DE CELEBRACIONES

Los últimos meses han sido particularmente dura para los latinos, y más para los indocumentados que viven en las sombras y ajenos a una cobertura sanitaria en medio de la pandemia del coronavirus.

En el sexto mes de la pandemia de la COVID-19, el índice de desempleo de los latinos es del 10,5 % comparado con el 8,4 % para la población en general, y hay 3 millones de desempleados entre una fuerza laboral hispana calculada en 29,8 millones de personas.

Muchos de estos latinos carecen de seguro médico, trabajan en labores consideradas esenciales en la pandemia, como la producción agrícola, la limpieza, el cuidado de enfermos y ancianos, el transporte de carga, la distribución de mercaderías y el cuidado de niños.

Para ellos, el llamado «trabajo remoto» no es una opción debido a la naturaleza de sus empleos, al igual que con la educación escolar «a distancia», dado que en no pocos casos tienen menos recursos para adquirir computadoras y pagar por la conexión de internet.

La tasa de mortalidad por COVID-19 entre los latinos es de casi 55 muertes por cada 100.000 personas comparada con una de 40/100.000 entre los blancos, aunque está por debajo de las 88/100.000 muertes entre los afroamericanos y la tasa de 73/100.000 muertes entre los indígenas norteamericanos.

No serán parte de las elecciones, pero si de las celebraciones del mes de la herencia hispana, los más de 650.000 jóvenes amparados de la deportación por la Acción Diferida (DACA), un programa del presidente Barack Obama de 2012 que el presidente Trump canceló en 2017 mediante un decreto que luego el Tribunal Supremo de Justicia dejó sin efecto.

Otros 21.000 inmigrantes, en su gran mayoría latinos, pasarán los próximos 30 días de celebración de la Herencia Hispana en los centros de detención deI Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), donde esperan a su pesar no solo la deportación sino que el coronavirus no los alcance.