Tegucigalpa – El pasado sábado Honduras fue escenario de dos realidades que son vinculantes una de la otra; por un lado los diputados del Congreso Nacional aprobaron que sus suplentes devenguen salarios y del otro extremo decenas de familias salen en caravana hacia Estados Unidos a causa de la falta de empleo en el país centroamericano.
-La caravana migrante se ha dividido en grupos a su ingreso a suelo guatemalteco y algunos migrantes ya fueron retornados a Honduras por parte de las autoridades migratorias del país centroamericano.
Mientras el Congreso Nacional aprobaba el sábado una reforma a la Ley Orgánica del Poder Legislativo que permite que los diputados suplentes obtengan hasta el 60 % del salario del que percibe el titular, una nueva caravana migrante partía de la ciudad norteña de San Pedro Sula.
La contrastante realidad de ese sábado es una muestra de la desigualdad social en el país centroamericano donde más del 70 % de la población vive en la pobreza.
La falta de empleo y de generación de oportunidades es la principal causa por la que miles de hondureños emprenden la ruta migratoria, en esta ocasión en caravana, una forma de emigrar irregularmente que ya no garantiza el éxito en la travesía puesto que es disuelta antes de siquiera llegar a territorio mexicano.
Nueva caravana migrante
Empujados por la falta de empleo, miles de hondureños salieron en caravana migrante el pasado sábado hacía Estados Unidos, la misma se ha ido dispersando después de haber concentrado a más de mil personas.
Franklin Zaldívar, de 17 años, dijo a periodistas de la agencia Efe en la Central Metropolitana que se iba por la pobreza que afecta a toda su familia y la muerte de su padre, Elmer, de 50 años, el pasado día 8, en un tiroteo en Choloma, unos doce kilómetros al norte de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras.
El padre de Franklin, según el relato del joven inmigrante, era auxiliar de enfermería que trabajaba en una ambulancia del Hospital Mario Catarino Rivas, de San Pedro Sula.
El sueño de Franklin, quien ha cursado hasta el séptimo año de educación, es llegar a los Estados Unidos, donde tiene dos tías en California.
Violencia, otra causa
De su parte, María Santos, una cocinera, madre de cuatro hijos, afirmó que la violencia criminal la sacó del sector del Merendón, en San Pedro Sula, por lo que se tuvo que trasladar con su esposo y demás familiares a Choloma, dejando en el abandono su casa y un pequeño negocio de venta de comida.
Pero en Choloma la situación fue igual, como si la violencia, que atribuyó a pandilleros, le persiguiera.
María es otra de los inmigrantes de la primera caravana de hondureños de 2022, que el sábado abandonó su país acompañada de dos de sus hijos, uno de 20 años y la menor, de 13.
En ambos casos se retrata la realidad de miles de familias hondureñas que no tienen las oportunidades en su país, mismo que sí tiene la capacidad para aumentar el presupuesto de sus diputados.