Fotografía que muestra un jaguar en el Centro de Conservación de Vida Silvestre Rossy Walther, más conocido como el zoológico de El picacho, en Tegudigalpa (Honduras). EFE/ Gustavo Amador

Tegucigalpa – Honduras pierde anualmente unas 78.000 hectáreas de bosques por la tala ilegal, incendios y el consumo de leña como combustible, indicaron este jueves autoridades que apelaron a la responsabilidad del ser humano con el planeta y reclamaron la financiación del Fondo Verde del Clima.

El viceministro del Instituto de Conservación Forestal (ICF), Francisco Escalante, dijo a Efe, con motivo del Día Mundial de la Tierra, que Honduras pierde 20.900 hectáreas de los bosques por el cambio en el uso del suelo.

«Unas 20.900 hectáreas son afectadas por los esquemas de agricultura migratoria, la ganadería extensiva y el acaparamiento de tierra», indicó Escalante.

Señaló que alrededor 57.000 hectáreas de bosque son afectadas cada año por los incendios forestales en Honduras, país que tiene una extensión de 112.492 kilómetros cuadrados.

El país ha registrado este año unos 215 incendios forestales en diversas regiones que han destruido 6.137 hectáreas, según cifras del ICF.

El departamento de Gracias a Dios, fronterizo con Nicaragua, y Francisco Morazán, en el centro del país, son de los más afectados con un global de 3.643 hectáreas quemadas.

Según Escalante, Honduras se ha visto afectada en los últimos años también por la plaga de un insecto conocido como «gorgojo», que ha dañado alrededor del 25 % del bosque de pino.

CONCIENCIA AMBIENTAL

El Día Mundial de la Tierra es recordado en Honduras con jornadas de limpieza para «generar conciencia ambiental respecto al cuidado de nuestra casa común, el hogar de todos», dijo el funcionario.

Ante la pérdida forestal, Honduras prevé restaurar un millón de hectáreas al 2030, para contrarrestar los efectos del cambio climático, entre otras acciones.

Honduras tiene «un compromiso fuerte de restaurar áreas valiosas para la protección de fuentes de agua y del mismo ser humano», subrayó Escalante, quien insistió en que la población debe «tomar conciencia» sobre la importancia de proteger la tierra.

«Hay que ser más responsable, por ejemplo, con la basura que se genera en el hogar, reportar incendios forestales para que los equipos den una mejor respuesta o sumarse a las actividades de voluntariado», añadió.

La ciudadanía debe ser «responsable con el uso de los recursos y bienes que la naturaleza provee, generar conciencia y educación ambiental», señaló.

Destacó la necesidad de cambiar los modelos productivos tradicionales por «unos más ecológicos, más responsables con el ambiente», para que la producción sea «más amigable y limpia».

ACCESO A FONDO VERDE DEL CLIMA

En Honduras, uno de los países más vulnerables a los fenómenos naturales, «se consume mucha leña para cocinar nuestros alimentos, por lo que tenemos que buscar tecnologías más apropiadas, limpias y amigables con el ambiente», indicó el funcionario del ICF.

Resaltó además que el país necesita acceder al Fondo Verde del Clima para mitigar el cambio climático, cuyos efectos los provocan los países industrializados.

El viceministro de la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente de Honduras, Carlos Pineda, coincidió con Escalante en que es el momento, ante los estragos que dejaron las tormentas tropicales Eta e Iota, en noviembre, de que los fondos verdes sean utilizados para lo que fueron creados.

«Hasta ahora ha sido difícil el acceso a esos fondos», lamentó Pineda, quien señaló que el 25 % del territorio hondureño es área protegida.

El Fondo Verde del Clima es una entidad creada por la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático para apoyar a los países en su transición hacia inversiones limpias y resilientes al fenómeno climático.

Pineda instó al Parlamento hondureño a aprobar una ley para regular el uso de productos plásticos, que incluye sanciones a la utilización de recipientes contaminantes.

El daño ambiental que sufre el país ha reducido en las últimas décadas el caudal de muchas fuentes de agua como ríos y quebradas, según autoridades hondureñas.