Miami – Ciento cincuenta hondureños que quedaron atrapados en EE.UU. por el COVID-19 o residen en este país y decidieron regresar a su «sangre», según dijo a Efe uno de ellos, en este momento de crisis viajaron este miércoles a bordo de un vuelo especial desde Fort Lauderdale (Florida).
Se trata del tercer vuelo a precios reducidos (211 dólares) de la compañía Spirit con destino a San Pedro Sula desde el 18 de abril y ha sido posible gracias a una iniciativa del Consulado General de Honduras y la Fundación 15 de Septiembre apoyada por la Alcaldía del condado Broward, en el sureste de Florida.
Entre los viajeros de hoy estaba un músico de 77 años, Rolando Danilo Hurquia, quien en declaraciones telefónicas a Efe contó que estaba de «paseo» en Georgia (EE.UU.) cuando estalló la pandemia, comenzaron las restricciones para viajar y el mundo se puso «patas arriba».
Hurquia dijo estar deseando volver a Honduras, su «tierra mala», su «tesoro», donde está la gente que quiere y en donde prefiere «mil veces» estar antes que seguir siendo un «parche pegado» en EE.UU., donde se pasó semanas viendo «televisión en inglés» y todo el día solo hasta que en la noche regresaban sus familiares de trabajar.
Helen Chirinos, residente legal en EE.UU. y madre de tres hijos estadounidenses, regresa para «enmontañarse» con ellos en su pueblo, que está en un departamento de Honduras donde no se han registrado hasta ahora casos de COVID-19.
Aunque EE.UU. sea «el país de las oportunidades» y en Honduras la gente esté «frita» por lo contrario, Chirinos quiere volver porque allí esta su «sangre» y sus familiares, y prefiere pasar la pandemia con ellos y segura.
Hermis Lagos, que trabajó para una empresa forestal con una vista temporal en Georgia junto a otros hondureños, de los cuales otros 64 viajaron también hoy, contó que estaban «estresados» porque se les terminó el contrato y se les venció la visa, pero no podían regresar porque cancelaron todos los vuelos a Honduras.
Lagos lleva «rato» trabajando legalmente en EE.UUU. con visas temporales y quiere seguir haciéndolo, pero ahora solo piensa en regresar y volver a estar con su familia.
El cónsul general de Honduras, Ricardo Estrada, que acudió al aeropuerto de Fort Lauderdale a despedir a los viajeros, dijo a Efe que todavía no hay nada decidido sobre un nuevo vuelo, pero es «probable» que se efectúe.
«Solo falta que la gente levante la mano y se haga visible. La aerolínea esta abierta», señaló.
Estrada dijo que en Florida «ha habido casos» de muerte y de contagio de hondureños, pero no quiso dar cifras.
Es difícil conocer el número real porque por las políticas de confidencialidad los hospitales en EE.UU. no informan de la identidad de los pacientes.
Según medios hondureños, en EE.UU. han muerto por COVID-19 al menos 33 hondureños y en otros países otros 14.
Se calcula que hay unos 1,5 millones de hondureños viviendo en el extranjero, la gran mayoría en Estados Unidos, los cuales envían remesas a sus familias, que en 2019 sumaron 5.400 millones de dólares, lo que significa un 20 % del PIB del país.
En Florida, y especialmente en Fort Lauderdale, hay una comunidad de unos 350.000 hondureños.
Juan Flores, presidente de la Fundación 15 de Septiembre, que ayuda a migrantes hondureños en EE.UU., dijo a Efe que todavía van a ser necesarios más vuelos para repatriar a los varados en EE.UU., pues aún siguen contactándose con él personas en esa situación.
Flores afirmó que en España también se da el mismo problema y que le han escrito 120 hondureños que quieren regresar pero no pueden porque los boletos de avión cuestan «más de mil dólares».