Tegucigalpa/Managua (Especial Proceso Digital) – Hizo frente a la cárcel somocista y a los balazos recibidos tras una operación en la que intentó liberar a Carlos Fonseca Amador, el líder histórico y fundador del sandinismo, de las cuales salió vivo, pero la batalla que no pudo ganar fue el encarcelamiento a que fue sometido como preso político por su hermano Daniel y su cuñada Rosario Murillo, de la cual solo pudo salir este lunes (30-09-2024) muerto.
Humberto Ortega Saavedra, guerrillero y estratega del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se hizo su nombre propio en la lucha popular y armada que concluyó con la derrota de la dinastía de los Somoza en Nicaragua en 1979.
Tras el triunfo sandinista, arropados por el apoyo popular, Humberto se transformó en el jefe del Ejército Popular Sandinista (EPS), en 1979, dando lugar a su transformación de grupo irregular al nuevo cuerpo armado de Nicaragua, solo que con una ideología ya definida.
Daniel Ortega se había convertido en el gobernante del país al encabezar primero la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, que se conformó tras la caída del somocismo, por lo que necesitaba que el control del aparato militar estuviera bajo su control, de ahí que su hermano Humberto fuera el seleccionado.
Humberto rápidamente, con la asistencia cubana y de la entonces Unión Soviética, transformó el grupo de guerrilleros en un cuerpo militar moderno y con alcance nacional, el cual después tuvo su prueba de fuego al hacer frente a los grupos armados llamados “Contras”, financiados, entrenados y armados por los Estados Unidos de Ronald Reagan de entonces.
La mayor parte de los “Contras” tenían sus campamentos de base en suelo hondureño, lo que provocó toda la década de los 80 del siglo pasado hostilidades entre las dos naciones.
La presión de los combatientes “Contras”, en esa década de los 80 la mayor parte de Centroamérica estaba convulsionada, con el FMLN combatiendo en Nicaragua, la URNG en Guatemala y pequeños grupos hacían sus pininos en Honduras como los “Cinchoneros”, “Lorenzo Zelaya”, “PRTC” y otros.
Lo anterior condujo a un acuerdo de paz regional, conocido como “Esquipulas”, que obligó a que Ortega aceptará elecciones libres, las cuales fueron ganadas por la candidata opositora Violeta Barrios de Chamorro en 1990.
Aunque la oposición ganó, las negociaciones entre el gobierno saliente y el entrante llevaron a que Humberto Ortega siguiera al frente del Ejército, aunque ya no tenía el puesto de ministro de Defensa, con lo cual el sandinismo retuvo una gran cuota de poder.
Pero finalmente la entonces presidenta Violeta Barrios de Chamorro lo despide como jefe del ejército Nicaragua en 1995, saliendo de la vida militar e ingresando al mundo civil para dirigir sus negocios, muchos de los cuales se gestaron en la famosa época de “La Piñata” como se conoce la etapa nicaragüense donde los altos dirigentes sandinistas se hicieron con empresas y otros bienes de empresarios acusados de estar ligados al somocismo.
Exilio en Costa Rica
Cuando Daniel Ortega regresó al poder y asumió el control total del FSLN, purgando a los otros comandantes y líderes históricos, Humberto se trasladó a Costa Rica, donde continuó su gestión empresarial y publicó varios libros, donde residió varios años convirtiéndose en un auténtico exilio político.
Desde Costa Rica Humberto emitió varias declaraciones incómodas para su hermano Daniel, pero la que más lo exaspero fue cuando llamó a elecciones anticipadas y que desarmara los grupos paramilitares que habían reprimido violentamente las protestas estudiantiles y ciudadanas que dejaron más de 300 muertos.
Un colérico Daniel Ortega llamó a su hermano “traidor” y que había vendido su alma al diablo.
Pero tras la agudización de la enfermedad de Humberto, Daniel aceptó que su hermano regresará a Nicaragua, con la oposición férrea de su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
Arresto domiciliario
Pero una entrevista dada por Humberto en mayo pasado al portal Infobae donde dijo que una vez que falleciera Daniel no había un sucesor claro y designado en la familia y que en los dirigentes históricos sandinistas no quedaba nadie de peso, provocó la ira nuevamente de Rosario Murillo y Daniel.
La reacción fue tal que bloquearon el acceso a su residencial con escolta policial, le impidieron que fuera a hospitales y le trasladaron una unidad de cuidado médico, transformando en casa por cárcel.
Igualmente Humberto fue tratado como otro preso político más por la familia presidencial nicaragüense, que no acepta otra cosa más que retener el poder.
Analistas regionales señalaron que Humberto es una expresión de ese deseo de concentración de poder, como lo es la hija de Rosario Murillo, Zoilamérica que denunció que fue objeto de abusos sexuales de Daniel durante su adolescencia y que concluyó también en el exilio en Costa Rica, ya que su madre se puso del lado del poder que representaba Daniel Ortega. (PD).