Bruselas – Hungría y Polonia estropearon la unidad que la Unión Europea trata de mantener en la negociación de la reforma migratoria, al bloquear unas conclusiones en la cumbre europea de este jueves y viernes, pero no socavaron la esperanza de lograr pronto un acuerdo sobre el Pacto Europeo de Migración y Asilo.
Los máximos responsables de las instituciones europeas valoraron al término de la cumbre el amplio consenso existente en política migratoria y se mostraron optimistas sobre la posibilidad de que el pacto sea cerrado en el plazo previsto, antes de las próximas elecciones europeas de 2024.
«Contamos con la presidencia española para un cierre exitoso» de ese pacto, dijo en rueda de prensa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
«Desde febrero se han hecho muchos progresos, existe la voluntad de actuar de la manera más operativa posible», indicó por su parte el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que destacó que «hoy contamos con una mayoría abrumadora» que apoya el proceso y el pacto migratorio».
Añadió que aunque «dos países han manifestado que están en total desacuerdo» con el pacto migratorio y el proceso de toma de decisiones -en referencia a que no sea necesaria la unanimidad en el área de la migración- «25 países, por contra, lo apoyan».
«Tenemos una tranquilidad absoluta y sangre fría para continuar con el proceso», señaló Michel.
Por su parte, el primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, cuyo país preside hasta este viernes el Consejo de la Unión Europea, destacó que la migración es «un tema que ha dividido por mucho tiempo» y en la que, casi de forma «sorpresiva», se ha producido un acercamiento.
Valoró en particular el reciente acuerdo logrado sobre dos piezas fundamentales del pacto migratorio: los reglamentos de gestión del asilo y migración y de procedimientos de asilo.
«No solo mereció la pena, sino que fue necesario (…) Teníamos una mayoría muy amplia», añadió Kristersson.
Ambos reglamentos fueron aprobados por mayoría cualificada, con el voto en contra de Hungría y Polonia, que han esgrimido ese rechazo para oponerse a la aprobación de las conclusiones de esta cumbre.
Al no poder aprobar este texto, hubo solo unas conclusiones del presidente del Consejo Europeo.
Esta inusual decisión se adoptó tras comprobar la determinación de polacos y húngaros en bloquear las conclusiones de migración sin contemplar ningún posible consenso, lo que fue «la gota que colmó el vaso» de la paciencia de los otros Veintisiete, según un alto funcionario europeo.
En ellas, Michel tomó nota de que Polonia y Hungría declararon que «las medidas de solidaridad, la reubicación y el reasentamiento deben ser voluntarias».
Para ambos países, «todas las formas de solidaridad deben ser consideradas igualmente válidas y no servir como un potencial factor de atracción de la migración irregular».
En rueda de prensa, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, insistió en que los ministros de Interior -que acaban de acordar una posición negociadora para el Pacto de Migración y Asilo con el que ni Budapest ni Varsovia están conformes- «deberían tomar decisiones basándose en las conclusiones de los jefes de Estado y de Gobierno», quienes hace cinco años rechazaron «el reparto obligatorio de migrantes ilegales».
El alto funcionario europeo señaló, por su parte, que tanto polacos como húngaros se cierran a entender que reparto obligatorio y la solidaridad obligatoria acordada no es lo mismo, ya que en la segunda se puede rechazar la acogida a cambio de un pago de 20,000 euros por migrante.
Aunque la nueva legislación migratoria europea aún debe negociarse con el Parlamento y sólo requerirá mayoría cualificada para aprobarse, el dirigente polaco opinó que todo lo que se salga de dichas conclusiones «va en contra del Estado de derecho».
«No me ha dejado de sorprender la ceguera de algunos de no ver la necesidad de incorporar la dimensión exterior» de la migración, con la necesidad de colaborar con los países de origen y de tránsito en este asunto «que nos afecta a todos», dijo por su parte el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al término de la cumbre.
La primera ministra italiana, Georgia Meloni, señaló que comprende la posición de Hungría y Polonia aunque es «diferente» de la italiana porque «todos defendemos intereses nacionales» y que hay existe en la UE un «consenso unánime» de seguir trabajando en la dimensión externa de la migración.
El primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, restó importancia al hecho de no haber podido aprobar las conclusiones de migración en la cumbre de hoy.
«Aunque Meloni y yo pensamos que hubiera sido bueno que las conclusiones sobre la dimensión externa de la migración se hubieran aprobado, no es un desastre que no hayan sido aprobadas. Aún sin conclusiones, todo lo que está progresando en este momento continuará», aseguró.